Hasta no hace tanto tiempo era habitual que los buzones de los hogares amanecieran repletos de extractos bancarios, facturas de la compañía eléctrica, recibos del seguro del coche y un sinfín de comunicaciones más dirigidas a los ciudadanos. Hoy la digitalización hace posible que esa misma información esté disponible online, con lo que los carteros cargan con unas sacas menos pesadas en su reparto diario y el planeta se ve menos castigado por la tala de árboles y emisiones de CO2 de las empresas que convierten la celulosa en el papel empleado para hacer esas comunicaciones. Este es solo un ejemplo cotidiano de un nuevo modelo social y económico que viene propiciado por el cada vez mayor compromiso medioambiental de las empresas.
Impacto social del compromiso medioambiental de las empresa
Las empresas tienen la capacidad y la responsabilidad de generar impactos positivos en el entorno en el que actúan. Y esos impactos tienen implicaciones tanto económicas como sociales y medioambientales. Desde que a mediados del siglo XX el economista norteamericano Howard Bowen acuñara el término de Responsabilidad Social Corporativa (RCS), este ha ido evolucionando de la mano de distintas corrientes vinculadas al apoyo de iniciativas de carácter social, la filantropía empresarial o los clásicos «donativos».
Sin embargo, no fue hasta transcurrida la primera década del Siglo XXI, y especialmente a raíz de la llegada de la Agenda 2030 [los Acuerdos de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas en 2015], cuando la preocupación por la protección del medio ambiente comenzó a tomar forma en la responsabilidad social de las empresas y a ocupar una posición prioritaria en sus estrategias corporativas. El concepto de compromiso medioambiental de las empresas supone la irrupción de las cuestiones ambientales en la toma de decisiones de los comités de dirección. Gracias a ese cambio de modelo, la lucha contra el uso indiscriminado de recursos naturales y la extracción excesiva de materias primas, el problema de la deforestación o la pérdida de biodiversidad, la reducción de emisiones de CO2 y otros gases contaminantes o la disminución y gestión adecuada de residuos ocupan hoy en día un lugar destacado en ese compromiso medioambiental de las empresas.
Razones del compromiso de las empresas con el medio ambiente
Son varias las razones que están detrás del viraje medioambiental de las compañías. En primer lugar, un claro cambio en la opinión pública, cada vez más sensible a las cuestiones medioambientales. Esto, unido a unos mayores niveles de información y transparencia, hace que consumidores y clientes premien con su fidelidad a aquellas empresas que destacan por su comportamiento ambiental. Así pues, hay un importante elemento reputacional vinculado al compromiso medioambiental de las empresas.
Otro factor importante es la presencia de una regulación cada vez más restrictiva con las actuaciones medioambientales de las empresas y que, por ejemplo, en Europa, a través de distintas Directivas insta a los países miembros de la UE a extremar sus normas nacionales relacionadas con las mismas. Ejemplo de ello es la Directiva 2014/95/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, del 22 de octubre de 2014 y que en España fue traspuesta por la Ley 11/2018 de Información no Financiera y Diversidad. O, más específicamente, con la Ley 7/2021, del 20 de mayo, de Cambio Climático y Transición Energética, la conocida como Ley climática española, una de las más avanzadas de nuestro entorno en esta materia.
Pero, además de todo lo anterior, una tercera razón de peso para elevar el compromiso medioambiental de las empresas a rango de factor «estratégico» radica en que la sostenibilidad se ha revelado como un elemento de diferenciación y competitividad de primer nivel. Los factores ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo) son desde hace años un criterio de enorme peso en las decisiones de inversión de los grandes gestores de fondos internacionales. Prueba de ello es que los activos mundiales ESG superaron en 2021 los 35 billones de dólares, lo que supone aproximadamente un tercio del producto interior bruto mundial. Y también los pequeños accionistas prestan cada vez más atención a los informes medioambientales dentro de la rendición de cuentas de las empresas, ya sean cotizadas o no.
Las metas del compromiso medioambiental de las empresas
En general, las empresas son cada vez más conscientes del efecto que su compromiso medioambiental tiene en el futuro de sus negocios. Así lo confirma el último informe del Pacto Mundial de Naciones Unidas, que señala que en España se observan mejoras en prácticamente todos los indicadores. Así, la evaluación del impacto del cambio climático reporta que el 83% de las empresas del IBEX 35 y el 67% de empresas españolas analizadas incorporan en su estrategia cuestiones relacionadas con el cambio climático. Este mismo informe señala también que, con el objetivo de reducir su impacto medioambiental, las empresas españolas se han comprometido firmemente con la reducción de emisiones, pasando del 77% al 83% en el caso del IBEX 35, y situándose cerca del 70% en el caso de las entidades adheridas al Pacto Mundial. En este aspecto, el 29% de las empresas del IBEX 35 y un 7% en el caso de las empresas españolas adheridas a la iniciativa cuentan ya con objetivos de reducción de emisiones.
Economía circular y compromiso de las empresas con el medio ambiente
Una de las manifestaciones más evidentes del compromiso social es la apuesta cada vez más decidida por la economía circular en las empresas. Una apuesta que, lejos de ser una moda pasajera, la mayoría de especialistas coinciden en señalar como un modelo que ha venido para quedarse ante la creciente escasez de materias primas. Como indica la Fundación Ellen MacArthur: «Los plásticos, las fibras y los alimentos se encuentran entre los materiales más emblemáticos de la economía mundial. La aplicación de los principios de una economía circular a su gestión representa un potencial significativo de beneficios empresariales, medioambientales y sociales. Adoptar un enfoque sistémico para la producción, el uso y reutilización de estos materiales ofrece una oportunidad de movernos hacia una economía que funciona a largo plazo».
Envases y compromiso medioambiental de las empresas
La reducción gestión de residuos de los envases ligeros de uso doméstico es una de las vías que tienen las compañías de trasladar el compromiso medioambiental de las empresas a su operativa diaria. Una misión con la que, además, logran involucrar a ciudadanía, Administraciones Públicas y otras entidades en el objetivo común de ayudar a preservar el planeta. Con la ayuda de entidades como Ecoembes, que actúa como coordinador y catalizador de voluntades en esta colaboración púbico-privada, se persigue cambiar un modelo lineal de producción, consumo y deshecho por uno circular fundamentado en reducir, reutilizar y reciclar. El objetivo es minimizar el impacto de los residuos de envases, ahorrando en recursos y energía. En ese camino circular, aspectos como el ecodiseño, la digitalización o la investigación e innovación están ya siendo aplicados por numerosas empresas, cada vez más convencidas de los beneficios que estos avances reportan tanto a nuestra sociedad como al propio tejido empresarial.
La sociedad exige a las empresas responsabilidad y transparencia. Y las compañías han recogido ese guante incorporando estas preocupaciones ambientales a su identidad corporativa. Un compromiso de las empresas con el medio ambiente que se convierte en muchos casos en su carta de presentación ante la sociedad que, aplicado de forma coherente y mantenido en el tiempo, supone múltiples beneficios intangibles que valorizan a la propia compañía.