Uno de los rasgos distintivos de la economía circular es que no desperdicia recursos. Es decir: si algo se puede optimizar o hacer de un modo más eficiente, la economía circular buscará la manera de lograrlo, porque de esa forma estará ahorrando recursos al planeta y esfuerzos innecesarios a quienes lo habitan. Trasladado al mundo de los envases, un enfoque verdaderamente circular nunca se conformará con reciclarlos al final de su vida útil, sino que debe esforzarse para que ese proceso se realice de la manera más limpia, simple, económica y, en definitiva, sensata, posible. Una de las vías que tiene para lograrlo es a través del diseño para el reciclaje y el biodiseño.
Diseño para el reciclaje: ¿qué es?
El diseño para el reciclaje parte de una premisa simple: es mucho mejor hacer las cosas bien desde el principio que luego tener que ir poniendo parches. Básicamente, se trata de una estrategia de ecodiseño que tiene en cuenta criterios medioambientales a la hora de concebir sus creaciones desde el origen. Es decir, que desde el mismo momento de la concepción de un envase o de otro tipo de producto, sus creadores otorgan a esos diseños propiedades especialmente pensadas, bien para que puedan ser elaborados a partir de material reciclado, bien para que puedan ser, a su vez, fácilmente reciclados al final de su vida útil. Si el producto no tiene un diseño orientado a ser reciclado posteriormente, será mucho más caro y complejo darle una segunda vida.
El diseño para el reciclaje será más o menos circular en la medida en que haga posible uno u otro de estos objetivos o, idealmente, ambos de manera simultánea. Con ello, no solo se logra una mayor eficiencia en la gestión de las materias primas y en la reducción de la huella ambiental que siempre va a encabezar la lista de prioridades de toda iniciativa circular, sino que se integran en un flujo continuo y único dos procesos que hasta entonces trabajaban de manera independiente: la fabricación y el reciclaje. Una mayor durabilidad de los productos, así como una mayor facilidad para ser reparados, también formarían parte del valor añadido del diseño para el reciclaje.
¿Por qué diseño para el reciclaje?
Según el Eurobarómetro, el 94% de los ciudadanos europeos cree que los productos deben diseñarse para que sean reciclables. Un dato que refleja la importancia que la ciudadanía concede al hecho de que los esfuerzos de innovación no se dirijan únicamente a asegurar la funcionalidad de los envases y los productos, sino que vayan un paso más allá y también tengan en cuenta la gestión de los mismos cuando alcanzan el final de su vida útil.
Distintos expertos señalan que mejorar la capacidad de reciclaje de envases y productos estimula y facilita la tarea a los ciudadanos y al resto de agentes implicados en el proceso, lo que a su vez tiene un efecto multiplicador en las tasas de reciclado. Así lo refleja, por ejemplo, el informe Plastic Recycling Factsheet, elaborado en 2020 por la Confederación Europea de Industrial del Reciclaje (EuRIC). Este trabajo indica que uno de los elementos a los que hay dar solución urgente si se quiere incrementar el reciclaje de plásticos en Europa es, precisamente, mejorar el diseño para poder reciclar todos los productos hechos de plástico o que lo incorporen.
Algunas nociones de diseño para el reciclaje
La visión tradicional de producción y consumo apuesta por un modelo lineal, basado en la sustitución de productos, y el desecho y acumulación de residuos. Frente a ella, la economía circular promueve un tipo de producción en el que todo producto debe estar diseñado para tener una vida útil lo más larga posible y sus materiales y componentes ser susceptibles de ser reincorporados al proceso productivo.
Desde un punto de vista de diseño, este planteamiento supone asumir una serie de premisas de partida que todo diseñador deberá tener en cuenta antes de ponerse a trabajar en su proyecto de envase o producto. Premisas como la de utilizar materiales que permitan un alto porcentaje de recuperación, eliminar las sustancias nocivas para el medio ambiente, reducir al mínimo el empleo de materiales diferentes en el mismo envase o facilitar la identificación de los mismos para su correcta separación durante el proceso de reciclaje.
Diseño para el reciclaje en los envases plásticos
En el caso de los envases de plástico, la reducción de materiales diferentes presentes en un único envase es especialmente importante, ya que las mejores calidades y prestaciones las aportan siempre aquellos materiales con mayor pureza. Dos materiales con una composición química diferente pueden presentar problemas de incompatibilidad, algo que, además de dificultar su posterior reciclaje, puede derivar en pérdida de propiedades mecánicas del envase, como la resistencia o la elasticidad. Así pues, es importante que uno de los componentes en ese envase sea mayoritario, y en el caso de que sea imprescindible la presencia de otros, que estos sean fácilmente separables.
Existen determinadas combinaciones de plásticos que sí son compatibles, como algunas poliamidas, PMMA y PC con ABS, SAN o con PET, o PVC con PC. Sin embargo, en general, fuera de estos casos no es aconsejable mezclar materiales porque hacerlo puede acarrear numerosos problemas, como los ocasionados por los tapones de PP en un reciclado de HDPE o PAD (polietileno de alta densidad). En este aspecto se sabe que más de un 5% de PP rebaja ostensiblemente las propiedades de un HDPE, por lo que es recomendable que en una botella de HDPE su tapón sea del mismo material.
A la hora de ecodiseñar envases para facilitar su reciclaje, también es importante identificar la importancia de comunicar adecuadamente estos avances en diseño para que sean puestos en valor por el consumidor, ya que, según diversos estudios, un 82% de los ciudadanos está dispuesto a pagar más por envases sostenibles. Al mismo tiempo, estos mensajes reflejan una actitud proactiva y el compromiso de la compañía ante los problemas ambientales.
¿Se puede evaluar el diseño para el reciclaje?
Desde diversos ámbitos se están poniendo en marcha iniciativas con el objetivo de intentar armonizar criterios que sirvan para certificar que un diseño está orientado al reciclaje, entre otros atributos esenciales para la sostenibilidad. Una de esas iniciativas es PackCD, una herramienta que está siendo desarrollada por Ecoembes y en cuyo proyecto piloto trabaja desde hace dos años junto a diversas empresas que apuestan por la sostenibilidad y que forman parte de la organización.
El objetivo de PackCD es evaluar el grado de sostenibilidad y predecir el impacto ambiental de los envases antes de fabricarlos. Un análisis que permite ofrecer a los fabricantes recomendaciones de mejora aplicables ya desde la primera fase de diseño y fabricación (la que determina el 80% del impacto ambiental de un envase). La herramienta ofrece información técnica sobre el comportamiento real del envase cuando alcanza el final de su ciclo de vida, que abarca desde que el ciudadano lo deposita en el contenedor hasta que se convierte en nueva materia prima y se reintroduce en el proceso de producción de un nuevo producto.
PackCD analiza el grado de sostenibilidad de un envase a partir de cuatro variables:
- Funcionalidad: es el grado de adecuación del producto envasado para ser conservado y las prestaciones que aporta el envase.
- Impacto ambiental: un análisis del ciclo de vida (ACV) permite evaluar el impacto ambiental que tendrá el envase desde que se extraen o reutilizan materias primas para su fabricación hasta que vuelve a ser reciclado.
- Tratamiento: mide el comportamiento del envase durante el proceso de gestión de su residuo, es decir, desde que es depositado en el contenedor hasta que abandona de la planta de selección.
- Segunda vida: parámetro que establece el grado de adecuación del envase para ser reciclado en el flujo para el que está destinado según los estándares vigentes de la industria del reciclaje, y su capacidad para ser reintroducido en el mercado como nueva materia prima secundaria.
Decálogo del diseño para el reciclaje
Para facilitar a las empresas un mejor reciclaje de sus envases desde la fase de diseño, Ecoembes ha publicado un decálogo para diseñar envases fáciles de reciclar. Estos son los puntos que incluye:
- Componentes del envase fácilmente separables, como las etiquetas, los tapones y los soportes de distintos materiales. Lo ideal es que haya una separación obligatoria para poder consumir el producto y que el envase incorpore una etiqueta en la que se indique el color del contenedor en el que debe ser reciclado.
- Envases de grandes dimensiones plegables. Esto permite reducir su volumen y facilitar que quepan en los contenedores de recogida.
- Utilizar materiales compatibles entre sí. Como ya se ha comentado anteriormente, tanto envase como componentes (etiquetas, tapones, precintos…) deben estar fabricados con materiales compatibles.
- Utilizar materiales de diferente densidad. Durante los procesos de reciclado de envases plásticos se realiza una separación entre materiales por flotación/decantación. Por esta razón, las densidades de los materiales utilizados en los distintos componentes del envase deberán ser diferentes a la del cuerpo principal.
- Etiquetas. Se recomienda que no cubran más de dos tercios del envase. Esto es debido a que en las plantas automatizadas un sistema de separación óptica clasifica los envases plásticos según su material. Si el envase no es visible en más de un 33% se clasificará por el material de la etiqueta. En el caso de que no sea posible respetar esta superficie visible se recomienda utilizar una etiqueta del mismo material que el del envase o utilizar un material de diferente densidad al usado en el recipiente.
- Color. Los tonos oscuros, como el negro o el gris y el marrón fuerte dificultan la selección, ya que absorben la totalidad de la luz emitida por los sistemas de separación óptica, lo que impide una correcta clasificación automática del envase.
- Envases sin color preferibles a envases coloreados. Para envases PET se recomienda emplear envases translucidos o transparentes antes que opacos. La razón es que el material reciclado obtenido de envases muy coloreados tiene menos aplicaciones finales que el procedente de envases sin color, por lo que se reduce su valor en el mercado. Los envases opacos tienen una menor variedad de aplicación final que los translúcidos o transparentes. Además, algunos de los aditivos utilizados para dar opacidad podrían interferir en los procesos de fabricación de ciertos productos obtenidos a partir de PET reciclado.
- Usar tintas no incluidas en el listado de exclusión de tintas de la EuPIA (Asociación Europea de Tintas). De esta manera se evita contaminar el material reciclado e inhabilitar su uso para la fabricación de determinados productos.
- Usar adhesivos solubles en agua a 85ºC o adhesivos Hot Melt solubles en álcali. Los adhesivos no solubles podrían incorporar contaminantes al material reciclado, al no poder ser eliminados durante los tratamientos de lavado que forman parte del proceso de reciclado.
- Siempre que sea posible, evitar el uso de siliconas. Debido a sus características, la silicona podría quedar adherida al material reciclado, lo que limitaría su uso para determinadas aplicaciones.