La emergencia climática está cada vez más en el centro del debate público. La comunidad científica lleva tiempo advirtiendo de la amenaza del cambio climático a causa del calentamiento global, y la proliferación de fenómenos atmosféricos extremos y desastres naturales –olas de calor, sequías, incendios– de los últimos años parecen darles la razón. Sin ir más lejos, el verano de 2022 ha sido el más caluroso de los últimos 100 años. Para hacer frente a este problema, cada vez más presente, la Unión Europea puso en marcha en 2019 el llamado Pacto Verde Europeo.
Con él, la UE pretende tomar las riendas para hacer frente a problemas que hasta ese momento no se habían afrontado con suficiente diligencia, como la emisión a nivel global de gases de efecto invernadero.
Qué es el Pacto Verde Europeo
El Pacto Verde Europeo es la estrategia de la UE para alcanzar la neutralidad climática en 2050. Está formado por un paquete de iniciativas políticas de carácter holístico cuyo objetivo último es alcanzar la neutralidad climática en 2050. Un objetivo ambicioso que requiere una profunda transformación de la sociedad y de la economía europeas con el fin de que esa transición ecológica sea rentable equitativa y socialmente equilibrada.
Las iniciativas del Pacto Verde Europeo se sitúan sobre parcelas como el clima, el medio ambiente, la energía, el transporte, la industria, la agricultura y las finanzas sostenibles. Una propuesta de la Comisión Europea del 24 de junio 2021, aprobada por el Parlamento Europeo, convirtió los objetivos del Pacto Verde Europeo en fines legalmente vinculantes.
La neutralidad climática –esto es, no liberar más gases de efecto invernadero de los que se pueden absorber en 2050– es un compromiso que se debe cumplir ante la ley. Con la denominada Ley Europea del Clima desaparece así el factor de voluntariedad que acompañaba (y debilitaba) anteriormente, a este tipo de iniciativas.
El Pacto Verde Europeo se materializará mediante los fondos de recuperación Next Generation EU, creados a raíz de la crisis del covid-19, los cuales garantizarán a corto plazo el cumplimiento de sus objetivos.
Líneas básicas del Pacto Verde Europeo
Este pacto, de gran calado y sin precedentes en la UE, nace con la intención de cambiar la estructura de un gran número de sectores económicos. Entre los ámbitos que van a experimentar mayores reformas están el de la energía, con menor dependencia de materias primas como el carbón o el gas; la remodelación de viviendas y edificios en busca de la eficiencia energética; el apoyo a las industrias que apuesten por energías renovables, la innovación y el desarrollo; y la defensa de una electrificación en la movilidad urbana tanto pública como en la privada.
Pacto Verde Europeo: «Objetivo 55»
Como paso intermedio hacia la neutralidad climática del Pacto Verde Europeo, la UE elevó sus ambiciones en 2021 en materia de clima para 2030, comprometiéndose a reducir las emisiones en al menos un 55% de aquí a 2030. Así surge el llamado «Objetivo 55» (o Fit For 55), un paquete de iniciativas legislativas que hará realidad la ambición del Pacto Verde Europeo. En el mismo se incluye la revisión de la legislación en materia de clima, energía y transporte con el fin de adaptar las normas vigentes a sus proyectos para 2030 y 2050.
En este planteamiento intermedio hacia el Pacto Verde Europeo se han incluido diversas medidas y modificaciones ambiciosas. Así, los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de los Estados miembros pasan del 29% al 40% respecto a los niveles de 2005, actualizando los objetivos nacionales; se aumenta para 2030 a un mínimo del 40% el objetivo de al menos el 32% de fuentes de energía renovables en la combinación energética global; se modifica el objetivo de eficiencia energética a escala de la UE del 32,5% al 36% para el consumo de energía final y al 39% para el consumo de energía primaria o la implantación de una infraestructura para la recarga o el repostaje de vehículos con combustibles alternativos.
Otras medidas incluidas en los planes del «Objetivo 55» son:
- Recuperación de la biodiversidad en Europa de aquí a 2030. Se centra en tres aspectos: ampliación de zonas marítimas y terrestres protegidas; control del uso y peligrosidad de los plaguicidas para recuperar ecosistemas degradados y un aumento de financiación.
- Una estrategia industrial de la UE con el apoyo a la industria como acelerador y motor del cambio, la innovación y el crecimiento.
- Revisión normativa sobre pilas, baterías y sus residuos.
- El Mecanismo de Transición Justa, destinado a apoyar a personas y comunidades, empresas y Estados miembros o regiones a causa de su mayor dependencia de combustibles fósiles (o que bien tienen sectores con elevadas emisiones de carbono). Se aprueba con un Fondo de Transición Justa que cuenta con 17.500 millones de euros de presupuesto.
- La llamada “Estrategia de la granja a la mesa”, cuyo objetivo es promover la seguridad alimentaria y apoyar la producción sostenible de alimentos, así como un consumo y unas dietas saludables.
- Energía limpia. Un apoyo a la energía marítima y al hidrógeno, así como a la integración de los sistemas energéticos de la UE y desarrollo de infraestructuras interconectadas en toda la UE.
- Movilidad sostenible. Se trabaja en la revisión de las normas sobre los límites de emisiones de CO2 para turismos y furgonetas, además de en la incorporación de combustibles sostenibles en los sectores de la aviación, el transporte por carretera y el transporte marítimo.
- Estrategia forestal. Básica para lograr los objetivos del Pacto Verde Europeo. Se promueven incentivos para los propietarios y gestores forestales con el objetivo de que adopten prácticas respetuosas con el medio ambiente (así como la plantación de 3.000 millones de nuevos árboles de aquí a 2030).
Pacto Verde Europeo y Economía Circular
Otro aspecto destacado del Pacto Verde Europeo es el Plan de Acción para la Economía Circular. Este parte de la premisa de que para lograr la neutralidad climática es fundamental disociar el crecimiento económico del uso de los recursos y pasar a sistemas de producción y consumo circulares. El plan aspira, así, a fomentar el consumo responsable a lo largo de todo el ciclo de vida del producto y a que los recursos utilizados se mantengan en la economía de la UE durante el mayor tiempo posible.
Los objetivos de este plan se centran en conseguir que los productos sostenibles sean una norma en la UE. El mismo prevé más de treinta medidas sobre el diseño de productos sostenibles, la circularidad de los procesos de producción y el empoderamiento de los consumidores y los compradores públicos. Poner el acento en los sectores que utilizan más recursos y en los que el potencial de circularidad es más elevado como electrónica y TIC, baterías y vehículos, embalajes, envases, plásticos, textiles, construcción y edificios o alimentos.