La implementación de estrategias de ecodiseño en las compañías permite redefinir sus envases e incluir en ellos materiales que reduzcan su impacto en el entorno. En un contexto en el que cada vez más usuarios demandan productos sostenibles -y en el que las instituciones públicas están volcando sus esfuerzos marcando nuevos objetivos para potenciar tanto el reciclaje como la reutilización de los materiales-, las compañías encuentran un marco favorable para apostar por la innovación e introducir modificaciones en sus procesos productivos que les ayuden a estar a la vanguardia del desarrollo sostenible. En el sector de los envases de papel de frutos secos encontramos, precisamente, un ejemplo de ello. Por norma general estos productos utilizan envases de plástico como bolsas o tarrinas termoformadas.
Envases de papel para frutos secos en Bolsas doy pack y kraft
Un ejemplo de innovación en envases de papel para frutos secos lo encontramos en las bolsas doy pack. Se trata de un sistema de embalaje flexible que puede mantenerse erguido sobre su parte inferior durante el almacenamiento o uso.
Aunque tradicionalmente este tipo de envases se realizaba con plástico, en los últimos años ha habido una evolución, sustituyendo este material por papel.
Las bolsas doy pack son aptas para los expositores de venta de Shelf – Ready Packaging, es decir, embalajes diseñados para ser colocados directamente en las estanterías de los puntos de venta. Gracias a la forma de estos envases, los productos están totalmente organizados y alineados a disposición de los usuarios. Su posición vertical también permite que los consumidores puedan visualizarlo de forma sencilla dentro de las estanterías de los comercios.
Algunos modelos de estos envases de papel para frutos secos vienen integrados con una ventana que permite ver el interior para que los consumidores puedan apreciar directamente el contenido. Esta conexión directa entre los clientes y el producto es una de las ventajas de estos envases frente a otros sistemas tradicionales.
Además de ello, son ligeras y fáciles de transportar, algo que sumado al menor volumen que ocupan respecto a otros envases tradicionales, favorece tanto la distribución como el almacenamiento.
Por último, las bolsas doy pack garantizan una mejor conservación del producto y facilitan su uso gracias a la colocación de un sistema de apertura y cierre, como por ejemplo el zipper.
Las bolsas kraft son otro tipo de envases que actualmente se utilizan para los frutos secos. Es una bolsa de alta resistencia que cada vez tiene mayor presencia en nuestra vida cotidiana. Es frecuente verlas en algunos supermercados para la venta a granel de productos como, por ejemplo, fruta o verdura.
El papel de este tipo de bolsas se obtiene a través de la pulpa de la madera. Su color marrón se debe a que -por norma general- no suele utilizarse ningún blanqueante. No obstante, cada vez más empresas especializadas en su fabricación ofrecen versiones personalizadas en las que el color es más claro. Para ello se utiliza celulosa blanqueada.
Dentro de este tipo de bolsas existen distintas variedades orientadas al envasado de frutos secos. Así, por ejemplo, dentro de la página web bolsasdepapel.com podemos encontrar un modelo pensado especialmente para las pipas y otros frutos secos con cáscara. En este caso, y con el objeto de facilitar el uso al consumidor, las bolsas se despliegan en dos partes: una para almacenar las pipas y otra para guardar las cáscaras.
Algunos modelos de las bolsas kraf incluyen, al igual que los modelos doy pack, una pequeña ventana que permite ver el producto del interior. Este tipo de papel también se emplea en otros productos además de bolsas, como etiquetas, cartulinas, sobre y papel de embalaje.
Una de las principales ventajas de estas bolsas es su carácter resistente; que permite su reutilización. Por este motivo son una alternativa para las compras a granel. Además de ello, son reciclables siempre que el consumidor las deposite en el contenedor azul, ya que están fabricadas con celulosa; lo que facilita su valorización una vez finalizado su ciclo de vida útil.