Si algo nos han enseñado las periódicas crisis que han sacudido el mundo en lo que llevamos de siglo, como la crisis financiera de 2008 o la reciente pandemia global de la covid-19, es que los modelos tradicionales de economía lineal y crecimiento exponencial son insostenibles. La globalización ha sido una fuente de problemas medioambientales, causante del problema de los gases de efecto invernadero entre otros y de profundas desigualdades sociales. Sin embargo, un nuevo concepto de globalización vuelve la mirada hacia la sostenibilidad, una sostenibilidad que no solo abarca aspectos climáticos, sino que también hace énfasis en los ámbitos sociales y económicos de la actividad empresarial. Se trata, en definitiva, de integrar una estrategia de sostenibilidad en los nuevos modelos de gestión, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) del Programa de Naciones Unidas para la Agenda 2030. Así, las estrategias de sostenibilidad marcan irremediablemente el rumbo de la economía actual.
¿Qué es una estrategia de sostenibilidad?
Una estrategia de sostenibilidad es el conjunto de acciones a implantar por las empresas para asegurar que su actividad no tiene un impacto negativo a nivel medioambiental, económico y social.
Estrategia de sostenibilidad: origen
Fue hace ahora 35 años, en 1987, cuando se registró por primera vez el concepto “desarrollo sostenible” en la comisión Brundtland de las Naciones Unidas. Este era definido como “aquel que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Ese trabajo enfocaba por primera vez las previsibles consecuencias negativas derivadas de la globalización, la industrialización y el aumento de la población mundial. No obstante, con el paso del tiempo el concepto de sostenibilidad se ha extendido más allá de sus implicaciones medioambientales, abarcando también los ámbitos económicos y sociales.
Estrategia de sostenibilidad medioambiental
El calentamiento global se encuentra hoy en el centro del debate mundial y está condicionando las actuaciones de gobiernos, organismos internacionales, oenegés y empresas de todos los puntos del planeta y de todos los modelos de negocio. Los problemas del cambio climático afectan transversalmente a diversos ámbitos, tanto a la salud y el bienestar de las personas y las comunidades en las que se integran como a la actividad económica a todos los niveles.
Esta transversalidad ha hecho que el clima haya entrado de lleno en las agendas empresariales, ocupando un papel cada vez más relevante en sus estrategias de sostenibilidad. El informe KPMG Survey of Sustainability Reporting 2020 señala que el 80% de las corporaciones a nivel mundial ya trabajan con estudios para la inclusión de los criterios para integrar la sostenibilidad y responsabilidad social corporativa (RSC) en sus planes estratégicos. En España la cifra de las grandes empresas también que están siguiendo esta senda asciende al 87%.
La reducción de la huella de carbono de las actividades empresariales es una de las principales vías con las que las compañías plasman este compromiso medioambiental. El cambio de modelo energético hacia un mix cada vez más apoyado en renovables o la apuesta por la reducción y la prevención de residuos, el reciclaje o la reutilización (3Rs), de manera que se reduzca la extracción de materias primas y el consumo de recursos naturales en los procesos de fabricación y las cadenas de suministro, son algunos de los pilares de estas estrategias sostenibilidad.
Asimismo, la economía circular se está convirtiendo en un nuevo paradigma como modelo de crecimiento económico. En España, organizaciones como Ecoembes y su plataforma de conocimiento y formativa para empresas, TheCircularCampus, trabajan en el progreso de esa economía circular a través de la gestión eficiente del reciclaje de envases; la adopción de medidas innovadoras, digitales y cercanas puestas al servicio de los ciudadanos, las empresas y las instituciones públicas; y de la formación del talento en las empresas, imprescindible para que éstas puedan seguir avanzando en la senda de la sostenibilidad y la economía circular que, cada vez más compañías, se han marcado.
Estrategia de sostenibilidad social
Otro componente destacado de cualquier estrategia de sostenibilidad y que produce directamente un impacto positivo es la que aborda la dimensión social. El compromiso empresarial por favorecer la cohesión social y territorial nace de la convicción de que que los beneficios económicos no son incompatibles con los que pueden obtener la comunidad y la sociedad en general. Creación de empleo sostenible, iniciativas que favorezcan la educación o la inclusión, proyectos para la comunidad o políticas de igualdad y diversidad son ejemplos de esta dimensión social de una estrategia de sostenibilidad.
Los beneficios de la economía circular y esa estrategia de sostenibilidad social son muy diversos. Por un lado, se generan relaciones de mayor valor y a largo plazo entre la empresa y la sociedad en la que se inscribe y fomenta la transparencia. Por otro lado, mejora la reputación empresarial y favorece la colaboración público-privada en proyectos sostenibles y mutuamente beneficiosos. En este aspecto, una auténtica sostenibilidad social es la que colabora para la construcción de un futuro más justo y sostenible para la sociedad.
Estrategia de sostenibilidad económica
Una estrategia sostenibilidad no solo tiene beneficios sociales y ambientales, sino también beneficios económicos. En una entrevista al diario El País, Joaquín Garralda, presidente de Spainsif, asociación dedicada a promover la Inversión Socialmente Responsable (ISR), apuntaba una correlación positiva entre la sostenibilidad y la rentabilidad financiera, así como con la solvencia de las compañías y la creación de un sistema económico sostenible para las empresas. Según este experto, “los inversores ya están apostando por empresas más sostenibles porque ven que están mejor gestionados los riesgos y tienen mejor radar para las oportunidades”.
Las consecuencias de la aplicación de una estrategia de sostenibilidad en el ámbito económico de las empresas son múltiples. Está demostrado, por ejemplo, que esa política ayuda a la reducción de costes y a alcanzar una mayor eficiencia en la gestión. También ofrecen un mayor control de los riesgos, con lo que se logra reducir los incidentes. Además beneficia colateralmente a la imagen de marca de las empresa.
Este tipo de estrategias brinda nuevas oportunidades de negocio, da ventajas competitivas y mejora la relación con los públicos de interés, como clientes, trabajadores o inversores, lo que, a su vez, deriva en una mejor reputación y competitividad. Además, conviene recordar que los consumidores son cada vez más exigentes en relación a la sostenibilidad y proclives a tener muy en cuenta estos criterios en sus decisiones de compra y a la hora de decantarse por una determinada marca o producto.
Estrategia de sostenibilidad: no es oro todo lo que reluce
Este creciente interés y preocupación de los consumidores por la sostenibilidad provoca que un buen número de empresas y grandes corporaciones que no cumplen con los estándares de sostenibilidad (o solo lo hacen en aspectos parciales), recurran a acciones de marketing para no perder nichos de mercado. Es el llamado greenwashing, que pretende transmitir al consumidor con tácticas publicitarias más o menos dudosas una imagen de empresa preocupada por el medio ambiente u otros aspectos de la sostenibilidad. En la actualidad, lo verde y lo ecológico venden, pero no todo lo que se ofrece con esa etiqueta lo es realmente.
Luchar contra el greenwashing es una de las asignaturas aún pendientes para la sostenibilidad. Porque una verdadera estrategia de sostenibilidad no se preocupa únicamente cumplir unos mínimos legales o por trasladar a la opinión pública una imagen de compromiso verde. Una verdadera estrategia sostenibilidad integra de manera transversal en la organización esa forma sostenible de pensar y de actuar.
Pacto Mundial, organización perteneciente a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) propone algunos ejemplos de sostenibilidad que las empresas pueden llevar a cabo y que sí tendrían un impacto real:
- Ofrecer a los empleados formación en desarrollo sostenible.
- Alinear los objetivos empresariales con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible).
- Elaborar una Memoria de Sostenibilidad, que permita realizar un seguimiento real de las acciones de la corporación y el impacto que está teniendo desde el punto de vista de la sostenibilidad.
- Comunicar las buenas prácticas y objetivos que logren cumplirse tras la implantación de una estrategia de sostenibilidad.
¿Qué es un plan de sostenibilidad?
Un plan de sostenibilidad es la estrategia y acciones que lleva a cabo una empresa para aportar valor en el ámbito medioambiental, económico y social.
En relación con el medio ambiente, se trata del programa que implantará en la empresa procesos para crecer económicamente y, al mismo tiempo, incorporar la circularidad, asegurar un uso eficiente de la energía y lograr una reducción de la huella de carbono.
Para implantar un plan de sostenibilidad medioambiental la empresa debe realizar, en primer lugar, un diagnóstico de las siguientes cuestiones:
- Estudio de Eficiencia Energética. Determinar qué tipo de energía está utilizando, cómo podría potenciarse el uso de energías renovables y cómo se podría reducir el consumo energético, sin disminuir la capacidad productiva.
- Realizar un análisis de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) relacionados con el medio ambiente, para tratar de incluirlos dentro de la cultura, valores y política de responsabilidad social corporativa de la organización. Son los siguientes:
- ODS nº 11: Ciudades y comunidades sostenibles.
- ODS nº 12: Producción y consumo responsable.
- ODS nº 13: Acción por el clima. Tomar medidas para combatir el cambio climático.
- ODS nº 14: Vida submarina. Conservar y utilizar de forma sostenible los recursos marinos.
- ODS nº 15: Vida de ecosistemas terrestres. Gestionar sosteniblemente los bosques, evitar la desertificación y luchar contra la pérdida de biodiversidad.
- Calcular cuál es la huella de carbono de la actividad, para saber exactamente qué cantidad de CO2 está generando la empresa y analizar qué medidas ayudarían a su reducción. Acciones tan sencillas como adquirir materias primas a proveedores cercanos ayuda a reducir la cantidad de CO2 que genera una actividad empresarial.
- Valorar en qué procesos empresariales podrían incorporarse sistemas de economía circular. Teniendo en cuenta que dentro del concepto de economía circular tiene cabida la reparación, el alquiler, compartir o reutilizar, además del reciclaje.
Tras esta primera fase de análisis la empresa obtendrá debilidades desde el punto de vista de la sostenibilidad y posibles soluciones para mejorar.
En tercer lugar llegará la fase de implantación del plan en sí, con aquellos nuevos procesos que se hayan considerado necesarios para reforzar las debilidades detectadas en materia de sostenibilidad. Una implantación que continuará con un seguimiento para corroborar que, en efecto, se están cumpliendo los objetivos y mejoras deseadas.
Dichos resultados deben ser incorporados a la Memoria anual corporativa, como reflejo del esfuerzo y compromiso de la empresa por mejorar sus procesos y hacerlos más sostenibles.
Ejemplos de estrategia sostenibilidad
Nestlé centra su estrategia de sostenibilidad principalmente en los envases. A nivel global, el 87% de sus envases ya son reciclables o reutilizables, lo que ha logrado evitar el uso de 142.000 toneladas de envases entre 2015 y 2019. Además, la compañía ha adquirido el compromiso de que el 100% de sus envases sean reciclables o reutilizables en 2025. Por otra parte, está colaborando en diversas investigaciones para la eliminación de residuos plásticos, como, por ejemplo, para desarrollar una botella marina biodegradable y reciclable.
Unilever, dueña de marcas como Knorr, Hellmann’s y Rexona, ha sido considerada líder en sostenibilidad, según la consultora estadounidense S&P Global, y encabeza el listado de empresas de alimentación más sostenibles del mundo, evaluada en criterios ESG. En la última década la compañía ha logrado una reducción del 47% en las emisiones de CO2 provenientes de la energía utilizada por cada tonelada de producción.
Henkel España ha sido distinguida en varias ocasiones como empresa preocupada por la sostenibilidad de su actividad. Su objetivo es triplicar su eficiencia para 2030.
Mercadona tiene en su Estrategia 6.25, uno de los pilares de su estrategia sostenibilidad y un plan a través del que la compañía quiere reducir un 25% del plástico que genera.