La Agenda 2030 y los ODS ganan relevancia como hoja de ruta de las políticas de sostenibilidad en las empresas

Si desde su formulación en el año 2015 los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) han sido una guía efectiva para orientar las políticas de sostenibilidad de empresas, instituciones y naciones. La pandemia ha agudizado esta influencia. Esta es, al menos,  una de las principales conclusiones del cuarto Informe del Observatorio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS),  titulado ‘La relevancia de la Agenda 2030 en el escenario post-COVID’, un trabajo de la Cátedra LiderazgoS de Esade con la colaboración de la Fundación La Caixa.

 

Según se extrae de esta investigación, la Agenda 2030 gana peso en el escenario post pandemia como elemento cohesionador de las polítcas globales de sostenibilidad social y medioambiental en el mundo. La COVID no solo ha reforado la importancia de los ODS como hoja de ruta global para mejorar la sostenibilidad empresarial, sino que ha revalorizado el papel de los actores públicos, privados y de la sociedad civil como motores de cambio.

 

¿Qué es Agenda 2030 y los ODS?

 

 

Antes de entrar a desgranar el informe, conviene repasar brevemente los aspectos clave sobre los que trata este trabajo, básicamente, qué son y cómo surgen la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

La Agenda 2030 es la hoja de ruta que las naciones del mundo establecieron en el año 2015, en el marco de la Cumbre Climática de París, con el objetivo de atajar los urgentes problemas que asolan al planeta como el cambio climático, la pobreza o las desigualdades. Fue aprobada el 25 de septiembre de ese año por los 193 Estados miembros Naciones Unidas y supone la continuación y evolución de los Objetivos del Milenio (2000-2015), primera gran confluencia internacional que se planteó la solución conjunta de problemas globales. La Agenda 2030 está estructurada en cinco dimensiones, conocidas como las “5P”: Personas, Planeta, Prosperidad, Paz y Participación colectiva

 

La Agenda 2030 está compuesta por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los ODS surgen como un llamamiento global y, al mismo tiempo, un compromiso para que los países se pongan manos a la obra en la tarea de solucionar los numerosos y graves problemas del planeta y de los seres vivos que lo habitan. Un plan de acción organizado en 17 grandes líneas temáticas conectadas entre sí y que, a su vez, se dividen en 169 metas concretas y con un horizonte temporal de 15 años.

 

¿Cuántos ODS se fijan en la Agenda 2030?

 

La Agenda 2030 fijó un total de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Estos son:

 

  1. Fin de la pobreza. Erradicar la pobreza extrema en el mundo
  2. Hambre cero. Poner fin al hambre y asegurar el acceso de toda la población a una alimentación saludable y nutritiva.
  3. Salud y bienestar. Garantizar una vida sana y promover el bienestar a todas las edades
  4. Educación de calidad. Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida.
  5. Igualdad de género. Lograr la igualdad entre géneros y empoderar a mujeres y niñas.
  6. Agua limpia y saneamiento. Lograr el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible.
  7. Energía asequible y no contaminante. Garantizar el acceso a energía asequible, segura, sostenible y moderna, y velar por la transición energética.
  8. Trabajo decente y crecimiento económico. Promover un crecimiento económico inclusivo y sostenible, así como trabajo decente para todos.
  9. Industria, Innovación e Infraestructura. Construir infraestructuras resilientes, promover una industrialización sostenible y fomentar la innovación.
  10. Reducción de las desigualdades. Reducir la desigualdad en y entre los países, manteniendo el crecimiento de los ingresos del 40% de la población más pobre en una tasa superior a la media nacional.
  11. Ciudades y comunidades sostenibles. Asegurar el acceso de todos a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles, y mejorar los barrios marginales.
  12. Producción y consumo responsables. Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
  13. Acción por el clima. Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.
  14. Vida submarina. Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos.
  15. Vida de ecosistemas terrestres. Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación y detener e invertir la degradación de las tierras y la pérdida de biodiversidad.
  16. Paz, justicia e instituciones sólidas. Promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas.
  17. Alianzas para lograr los objetivos. Revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible.

 

¿Por qué plantea la ONU 17 metas diferentes para lograr la sustentabilidad global antes del 2030?

 

Los 17 ODS tienen un antecedente directo en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que fueron suscritos por los 192 países de Naciones Unidas en el año 2000. En aquella oportunidad se fijaron 8 objetivos y 28 metas a lograr antes del año 2015.

 

En el año 2012 Naciones Unidas comenzó a trabajar en el enunciado de unos nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible. En la Cumbre Río+20 se creó un grupo trabajo que, entre otras medidas, recabó la opinión de los representantes de los países, ciudadanos, sociedad civil y otros grupos de interés de todo el mundo a través de encuestas. Tras un año de negociaciones, se llegó a la formulación de los 17 ODS actuales.

 

¿Por qué las empresas deberían involucrarse con los ODS?

Las empresas son uno de los principales agentes, no solo económicos, sino también sociales que existen. Su influencia es determinante en la marcha de cualquier país y tiene ramificaciones que se extienden por numerosas vertientes de las actividades humanas. El tejido empresarial es el gran generador de empleo y principal dinamizador de la economía mundial, además de ser responsable de la producción de la mayor parte de bienes y servicios que se generan para su consumo.

 

Pero las empresas, precisamente por su intensa actividad económica, son también unos de los principales responsables de la contaminación, en forma de emisiones nocivas, generación de residuos y abuso de recursos naturales, que afecta al planeta. Para muestra un botón: según estimaciones del informe ‘Carbon Majors Report’, el 71% de las emisiones de CO2 son emitidas por solo 100 empresas en el mundo.

 

La importancia capital de las empresas y su grado de influencia en los desequilibrios medioambientales y sociales que tratan de restablecer los Objetivos de Desarrollo Sostenible hacen que su participación sea imprescindible para lograr su cumplimiento. Solo con empresas concienciadas y comprometidas con todas y cada una de las metas que plantean los 17 ODS de Naciones Unidas será posible alcanzar los ambiciosos objetivos planteados por la Agenda 2030. La buena noticia es que las empresas tienen los recursos, la capacidad y, cada vez más, la voluntad de revertir este proceso. Y, de hecho, ya se han puesto manos a la obra.

 

Empresas cotizadas y ODS

El nuevo informe del Observatorio de los ODS evalúa la contribución de las empresas cotizadas españolas a la Agenda 2030 y los campos de acción de la economía circular en las mismas. Uno de los indicadores en los que se fija es en la incorporación de los requisitos de la Ley 11/2018 de información no financiera y diversidad. Estas memorias no financieras mantienen la tendencia ya detectada en los años anteriores: mayor atención a los ODS y crecimiento considerable del número de empresas que reportan políticas de protección de los derechos humanos.

 

En concreto, en 2021, el 86% de las compañías cotizadas con sede en España presentaron información no financiera relativa al ejercicio de 2020, lo que supone un incremento de 14 por encima del año anterior. Por lo que se refiere a los ODS, el 77% de las empresas mencionan los ODS en sus reportes no financieros (+4%), si bien muy pocas de estas menciones van acompañadas de planes detallados de contribuciones a la Agenda 2030.

 

El informe ha analizado las memorias de las empresas cotizadas españolas distinguiendo cuatro dimensiones de la sostenibilidad: gobernanza, prosperidad, personas y planeta. También recoge un quinto aspecto, al que ha llamado “materialidad”, entendida como el proceso de análisis que permite a la empresa reorientar su estrategia hacia la sostenibilidad.

Economía circular y gestión de residuos

El trabajo analiza la presencia corporativa de medidas de economía circular. Estas están principalmente centradas en cuestiones ligadas al reciclaje y a la reutilización. En términos porcentules, el 85% de las compañías aplica la economía circular en alguna medida, lo que supone un  crecimiento de cinco puntos respecto al año anterior. También llega a un 89% (+5%) el porcentaje de empresas que comunican la adopción de medidas para gestionar los residuos que generan. Además, un 52% de las compañías dan cuenta de las medidas para el tratamiento de residuos peligrosos en sus memorias.

 

Si bien el nivel de reporte sobre la gestión de residuos generados es elevado y ha crecido progresivamente en los últimos años, la cantidad de información sobre gestión de residuos peligrosos ha retrocedido desde la primera edición del informe. Además, en ambos casos, las empresas siguen informando de manera superficial tanto del procedimiento aplicado como de sus resultados. En ese sentido, el trabajo reclama una estandarización de los reportes empresariales de gestión de residuos en línea con la información requerida por las autoridades competentes.

 

Otros datos relevantes en este apartado es que aumenta en un 10% la proporción de empresas que informan sobre políticas medioambientales relacionadas con la cadena de suministro (del 55% en 2018 al 65% en 2019) o en relación al reporte de la huella de carbono (del 60% al 79%).

 

En el apartado social, aumenta el número de empresas (89%) que comunica haber desarrollado políticas de igualdad de género. Las políticas de contratación y de equidad salarial son, con un 52% y el 55%, respectivamente, las más extendidas entre las empresas.

 

Por sectores, energía y tecnología están a la cabeza a la hora de construir un discurso y plan de acción apoyado en los ODS, seguidos de industria, construcción, servicios financieros y bienes de consumo. En el extremo opuesto, los servicios inmobiliarios siguen mostrando cierto retraso a la hora de incorporar parámetros sostenibles a sus reportes no financieros.

 

El informe también entra a analizar cuáles de los 17 Objetivos de desarrollo sostenible son los más asiduamente mencionados por las compañías en sus memorias no financieras. En 2019, y por tercer año consecutivo, ese ranking estuvo encabezado por los objetivos números 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), 13 (Acción por el clima) y 9 (Industria, innovación e infraestructura). Juntos acumulan el 45% de las menciones.

 

Por su parte, muestran una clara progresión los ODS 4 (Educación de calidad), 10 (Reducción de las desigualdades) y 17 (Alianzas para lograr los objetivos). En la cola de ese listado figuran los ODS 1 (Erradicación  de la pobreza),  2 (Hambre cero) y 14 (Vida submarina).

 

La función de las Pymes en la Agenda 2030

Otro de los apartados de la investigación destaca las oportunidades que se abren a corto y medio plazo para avanzar en la sostenibilidad de las pymes en campos como la salud, la digitalización, el teletrabajo o la conciliación. Aunque para ello, recuerda, es clave que los recursos del Plan de Recuperación lleguen a este colectivo. Las pymes han evidenciado progresos más que notables en materia de sostenibilidad. Según una guía publicada por la Red Española del Pacto Mundial, Cepyme y el Consejo General de Economistas, el 78% de las consultadas manifiesta conocer el mensaje de los ODS, frente al 97% de la gran empresa. Sobre los factores que más pueden favorecer su adopción, estos son la necesidad de convicción de los CEOs, el desarrollo de normativas alineadas con la sostenibilidad, el efecto tractor de las grandes empresas o la adopción de pautas de consumo más sostenible por parte de los consumidores.

El trabajo se fija especialmente en el potencial de las pymes para hacer frente a problemas como la transición ecológica, la transformación digital y la cohesión social. En opinión de los investigadores, los gobiernos tienen la responsabilidad de crear el marco adecuado para lograr que pequeñas y medianas empresas contribuyan a la creación de riqueza y asuman su papel en la transición hacia un sistema económico sostenible.

 

 

¿Qué tipo de programas ayudaría a una empresa a cumplir con los ODS?

 

Las compañías pueden contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de muy diversas maneras. Una de las ventajas de los ODS es su compartimentación temática.  Aunque todos ellos se encuentran íntimamente relacionados, esta división de los ODS  facilita que los distintos agentes implicados en su cumplimiento puedan diseñar políticas específicas que se centren en uno, varios o en todos los ODS en función de la naturaleza de sus actividades.

 

Algunos ejemplos de esos programas serían:

 

ODS 1, 2, 4 y 10. Proyectos de RSC destinados a mejorar la educación, la situación de las personas en situación de vulnerabilidad y otros colectivos sensibles en las comunidades locales o dentro del entorno cercano de las empresas.

 

ODS 5 y 8. Proyectos que fomenten la igualdad, diversidad e inclusión en el seno de las plantillas de las empresa, como, por ejemplo, los Planes de Igualdad.

 

ODS 7, 9 y 12. Inversiones destinadas a cambiar el modelo energético de la empresa, por ejemplo, mediante la instalación de paneles solares en los edificios corporativos.

 

ODS 11, 12 y 13. Proyectos de economía circular y medidas destinadas a reducir los residuos generados por la actividad empresarial y facilitar el la recuperación y reciclaje de los que se generen. Por ejemplo, mediante la incorporación a los distintos Sistemas de Responsabilidad Ampliada del Productor (SRAP) como el gestionado en España por Ecoembes.

 

ODS 3 y 8. Proyectos dirigidos a mejorar la salud y generar hábitos de vida saludable entre los empleados.

 

ODS 17. Proyectos de colaboración entre empresas, con las administraciones públicas y otras entidades como universidades o asociaciones de consumidores para generar sinergias y proyectos conjuntos que tengan impacto en alguno de los ODS.

 

ODS 6 y 9. Trabajos de innovación y desarrollo tecnológico destinados a introducir mejoras productivas y optimización de los recursos naturales.

 

¿Cómo puede una empresa contribuir al objetivo número 12 (Responsabilidad con el consumidor)?

 

El enunciado del Objetivo de Desarrollo Sostenible 12 dice: “Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles”. Producción y consumo son dos caras de la misma moneda, una no puede existir sin la otra, y, por tanto, ambas están tan íntimamente ligadas que no es posible modificar una sin alterar la otra. O lo que es lo mismo, no podemos evolucionar hacia unos modelos de consumo responsable si no partimos de unos modelos de producción igualmente responsables.

 

Huir del consumismo desmedido, de la cultura de la obsolescencia y la sustitución sistemática de bienes de consumo por otros nuevos al poco tiempo de haber sido puestos en el mercado, y evolucionar hacia un nuevo modelo basado en la calidad y durabilidad de los productos es uno de los objetivos que deben marcarse las empresas. Un viraje de rumbo desde lo lineal (extraer, producir, consumir, desechar) hasta lo circular (reducir, reutilizar, reciclar) que no resulta sencilla porque implica romper con los modelos de producción y consumo imperantes durante prácticamente todo el Siglo XX y el arranque del Siglo XXI.

 

El cambio de modelo implica corresponsabilidad y transparencia parte de fabricantes y consumidores. Y también supone desarrollar una sensibilidad especial hacia las necesidades colectivas y no solo hacia las individuales que, afortunadamente, esta cada más presente en la sociedad. Con unos ciudadanos cada vez más informados, exigentes y empoderados, y unas empresas cada vez más conscientes de que la legítima aspiración de obtener beneficio económico no está reñida con la búsqueda del bien común, el cambio de modelo es posible.

 

¿Qué problemas abordan los objetivos globales de la iniciativa mundial de desarrollo sostenible?

 

El cambio climático es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan los objetivos globales de la iniciativa mundial de desarrollo sostenible. Según la Agencia Internacional de la Energía, la producción y el uso de energía generada a partir de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas es responsable de 2/3 de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

 

Detener el calentamiento global que provocan tanto estas emisiones nocivas como la deforestación y otras actividades humanas es el principal objetivo que se ha marcado la Comunidad Internacional. En concreto, es prioritario evitar que la temperatura media del planeta se eleve por encima de 1,5º grados en 2050.

 

Otros objetivos clave que precisan de un abordaje global son la lucha contra las desigualdades sociales, optimizar el uso de los recursos naturales finitos o virar el sistema de producción y consumo hacia los pronunciamientos de la economía circular.

 

¿Cómo pueden las empresas encontrar proyectos que fomenten un crecimiento y desarrollo socialmente responsable?

 

La estrecha colaboración público-privada resulta clave para que las empresas puedan encontrar proyectos que fomenten un crecimiento y desarrollo socialmente responsable. En ese sentido, existen numerosas iniciativas muy interesantes que abundan en esa idea.

 

Un ejemplo de esas vías de colaboración son los Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP), como el gestionado por Ecoembes para los envases domésticos de plástico, papel y cartón. En ellos empresas y administraciones locales colaboran desempeñando roles complementarios en la cadena de valor de la recogida, separación y reciclaje de envases y residuos de envases.

 

También a nivel empresarial existen interesantes iniciativas conjuntas, como la que protagoniza Economía Circular en Acción, la unión de empresas para compartir buenas prácticas y generar sinergias alrededor de la economía circular.

 

En el plano más social, las interacciones con el tercer sector, plasmada en forma de acciones de voluntariado y otros proyectos, pueden ayudar a las empresas a tomarle el pulso a la realidad social de su entorno y contribuir de manera activa a su progreso.

 

¿A qué retos se enfrentan las empresas para intentar alcanzar la sostenibilidad en el siglo XXI?

 

Las empresas se enfrentan a un enorme desafío: el de llegar a tiempo de revertir la peligrosa deriva en la que está inmersa el planeta. El objetivo es ambicioso y el deadline, ajustado. 2050 es el punto de no retorno marcado por la comunidad científica para impedir que el cambio climático sea irreversible y comprometa seriamente la vida en la Tierra. Y aunque la voluntad general parece bien orientada a ajustarse esos plazos, lo cierto es que vamos retrasados en su cumplimiento. Muchos intereses y demasiadas inercias y dependencias ralentizan ese proceso. Como señaló el secretario general de la ONU, António Guterres, al finalizar la última cumbre climática, “La COP27 concluye con muchos deberes y poco tiempo”.

 

Algunos de esos deberes marcados en la cumbre de Egipto, fueron acelerar la hoja de ruta para reducir en un 43% las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero antes de 2030, exigir transparencia y responsabilidad a las empresas en cuanto a sus compromisos sostenibles, movilizar más ayuda financiera para los países en desarrollo –que son los que más dificultades tienen para cumplir objetivos sostenibles– y pasar a una fase de menos debates y más acción con implementación real de medidas.

 

¿Cuáles son las responsabilidades principales de los gobiernos respecto a los ODS?

 

Gobiernos, administraciones públicas e instituciones internacionales tienen mucho que decir en cuanto a Objetivos de Desarrollo Sostenible. Al fin y al cabo, ellos tienen la capacidad ejecutiva y legislativa para impulsar su cumplimiento a través de varias vías.

 

Una de esas vías es promulgando políticas específicas e impulsando leyes que creen un marco propicio para favorecer esos objetivos dentro de su ámbito de influencia. Leyes como la Ley 7/2021, de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética o la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular. A ese respecto, resulta alentador que España cuente con un ministerio específicamente dedicado a la transición ecológica, el MITERD.

 

Otra forma en la que los Gobiernos contribuyen decisivamente al éxito de los ODS es aportando financiación para cubrir las inversiones que el cambio de modelo exige. Un ejemplo de ello son los Fondos de Recuperación Next Generation UE. Aportados por la UE y gestionados por el Gobierno de España, estos fondos suponen una inyección de 140.000 millones de euros, con una partida muy importante de los cueles destinada a acelerar el cambio de modelo energético.

 

Finalmente, los Gobiernos también desempeñan una labor informativa y de concienciaron ciudadana, con campañas que contribuyen a diseminar una cultura de sostenibilidad en el país.

 

¿Cómo pueden empresas y el resto de agentes implicarse en las políticas nacionales para lograr los objetivos de desarrollo sostenible?

 

En España la política nacional más directamente conectada al impulso de los ODS es la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030. Un proyecto país que identifica una serie de retos destinados a garantizar que España avanza hacia una transición social, ecológica y económica en línea con la Agenda 2030, así como las políticas aceleradoras del desarrollo sostenible que han de ponerse en marcha para afrontarlos. Estos retos son: acabar con la pobreza y la desigualdad; cerrar la brecha de la desigualdad de género y poner fin a la discriminación; superar las ineficiencias de un sistema económico excesivamente concentrado y dependiente; poner fin a la precariedad laboral; revertir la crisis de los servicios públicos; poner fin a la injusticia global y a las amenazas a los derechos humanos, a los principios democráticos y a la sostenibilidad del planeta, y revitalizar nuestro medio rural y afrontar el reto demográfico.

 

Para la elaboración de este documento se ha contado con la participación de las administraciones estatales, autonómicas y locales, la sociedad civil, el sector privado, las instituciones académicas y el conjunto de la ciudadanía.

 

¿Qué papel juegan las organizaciones internacionales como la ONU en la adopción y difusión de estrategias relacionadas con el desarrollo sostenible?

 

Las grandes instituciones supranacionales juegan un papel determinante en el éxito de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Comenzando por Naciones Unidas, gran impulsor, ideólogo y dinamizador de la hoja de ruta que constituye la Agenda 2030, así como de sus distintas paradas materializadas en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Naciones Unidas no marca el destino y la senda que conduce hasta él, sino que se encarga de vigilar los avances y retrocesos en el cumplimiento de las metas y de recordar la necesidad de alcanzarlas.

 

Pero también otras instituciones están resultando clave en los avances en sostenibilidad. La Unión. Europea no ha dudado en hacer suya la bandera de la sostenibilidad y se ha erigido en un gran impulsor de políticas alineadas con los ODS entre sus países miembros y, por efecto rebote, también entre otras naciones sobre las que ejerce influencia.

 

¿Cuál es el objetivo global más grande que promueve los objetivos de desarrollo sostenible?

 

Detener el cambio climático es, sin duda, el mayor y más apremiante objetivo que persiguen los ODS. Se trata de la mayor urgencia que tiene en estos momentos la humanidad, ya que de no detener la espiral de contaminación atmosférica y degradación de los ecosistemas en la que las sociedades contemporáneas se han visto inmersas, la vida en la Tierra se podría ver seriamente comprometida.

 

El diagnóstico es claro y los ODS se encargan de atajarlo por una doble vía. Directa, con acciones destinadas a atajar las emisiones nocivas, por ejemplo, en el campo de la energía. Pero también por vías más indirectas y duraderas, es decir, a través de un profundo cambio cultural que afecte transversalmente a la manera en la que los seres humanos se relacionan con el planeta. De ahí, el resto de ODS y su interconexión unos con otros.

 

Al final, un planeta sostenible no solo será uno en el que las emisiones de efecto invernadero dejen de amenazar la vida, sino uno en el que sus habitantes comprendan la importancia de no atentar contra él y asuman su parte de responsabilidad en la labor de evitarlo.

 

¿Qué pasos pueden tomar las empresas para implementar los Objetivos del Desarrollo Sostenible?

 

Cada empresa es un mundo y tiene una manera distinta y propia de integrar los ODS en su estrategia, así como de implementarla dentro de su operativa. Sin embargo, existen  una serie de pasos comunes que conformarían un itinerario estándar para integrar los ODS dentro de la empresa.

 

La guía SDC Compass, elaborada el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD), en colaboración con el GRI y UN Global Compact (Pacto Mundial de Naciones Unidas), es un referente en cuanto a acción empresarial en sostenibilidad. Este documento, conocido popularmente como la “brújula de los ODS”, explica la manera en que los ODS afectan a los negocios empresariales y ofrece herramientas para que las empresas puedan hacer de la sostenibilidad el centro de su estrategia. La guía propone un itinerario de cinco pasos para la integración e implementación de los ODS: entender los ODS, definir prioridades, establecer objetivos, integrar y, finalmente, reportar y comunicar.

 

 

¿Cómo pueden mejorar los proyectos basados en ODS las prácticas comerciales?

 

Implementar políticas y desarrollar proyectos vinculados a los ODS pueden mejorar las prácticas comerciales de una empresa de diferentes maneras. A nivel de costes de producción, por ejemplo, si bien la inversión inicial que supone cambiar los modelos productivos hacia pronunciamientos circulares y basados en energía limpia puede ser elevada, una vez amortizada -o suavizada gracias a las ayudas públicas, como las de los Fondos de Recuperación Next Generation UE- pueden bajar significativamente en términos de compra de materia prima o gasto energético, un ahorro que puede mejorar los márgenes de venta.

 

Pero la principal ventaja de emprender proyectos vinculados a los ODS es que conectan con la sensibilidad social, lo que redunda en una mejora significativa de la reputación de la empresa y de los ratios de fidelidad de los clientes. Así lo ponen de manifiesto distintos estudios, como un informe elaborado conjuntamente por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y el Foro NESI de Nueva Economía e Innovación Social, según el cual el 73% de los españoles ya toma decisiones de consumo por motivos éticos o sostenibilidad.

 

¿Cuáles son las consecuencias positivas a largo plazo si se cumplen los ODS antes del 2030?

 

Cualquier adelanto en la consecución de los ODS es margen suplementario que se le regala al planeta para volver a la senda de la sostenibilidad. Sin embargo, a solo siete años de la meta, las cifras no invitan al optimismo. De hecho, el último informe sobre el Desarrollo Sostenible en Europa 2022, publicado por Sustainable Development Solutions Network (SDSN), asegura sin tapujos que “el mundo está significativamente lejos de lograr la mayoría de los objetivos marcados”.

 

En Europa, consumo y comercio, sistemas alimentarios o emisiones de gases de efecto invernadero son factores que provocan un desempeño deficiente de distintos ODS en la UE. En el caso concreto de España, nuestro país obtiene el puesto 22 en el ranking europeo, el mismo que en 2021. La puntuación obtenida por España es de 70,1, ligeramente por debajo de la media europea (72).

 

¿Qué medidas se pueden tomar desde las empresas para respaldar el logro del ODS 5 Igualdad de Género?

 

En España los planes de igualdad fueron definidos en la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Entre los objetivos de estos planes de igualdad están erradicar las desigualdades por género en cuanto a retribución, promoción interna, acceso a los puestos directivos o acabar con la infrarrepresentación femenina en determinados grupos profesionales. También están concebidos para combatir el acoso laboral o fomentar la conciliación.

 

Estos planes no fueron obligatorios hasta la llegada del Real Decreto-Ley 6/2019. Al principio esta obligatoriedad se refería únicamente a las empresas de más de 250 trabajadores, pero desde marzo de 2022 alcanza a las empresas de más de 50 trabajadores.

 

A este respecto, el Pacto Mundial, la iniciativa de la ONU que impulsa la sostenibilidad empresarial en el mundo, propone cinco medidas para implementar la igualdad de género en el seno de las empresas: medidas positivas en la contratación, equilibrio de género profesional y retención del talento, promoción profesional y equidad salarial, desarrollo de políticas de  conciliación y lucha contra el acoso.

 

¿Cómo pueden las empresas medir su impacto y progresión hacia el logro de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS)?

 

Medir es esencial para calibrar el éxito o el fracaso de cualquier política. Sin métricas adecuadas no es posible saber si las medidas adoptadas por la empresa en su travesía ODS van por buen camino o si, por el contrario, es necesario introducir correcciones. En ese sentido, el Pacto Mundial recomienda un itinerario de medición de tres pasos. Estos son: establecer los objetivos de la empresa, seleccionar indicadores adecuados y recopilar y analizar los datos.

 

En la misma línea, la ONU, en su Guía de Sostenibilidad Corporativa, menciona cinco requisitos que una empresa debe cumplir para acreditar su sostenibilidad: actuar de manera responsable, conforme a los principios universales; dinamizar acciones que apoyen a la sociedad; comprometerse con la sostenibilidad de los cimientos de una empresa al nivel más elevado; publicar informes anuales de logros y esfuerzos, y alentar una implicación con las comunidades locales de las que forma parte.

 

Economía circular y gestión de residuos

 

La quinta edición del Informe del Observatorio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) analiza la presencia corporativa de medidas de economía circular. Estas están principalmente centradas en cuestiones ligadas al reciclaje y a la reutilización. Dos de cada tres empresas integran la economía circular en sus informes.

Por otra parte, el porcentaje de empresas que define políticas para tratar residuos peligrosos es todavía alarmantemente bajo, con únicamente un 23%, de las cuales solo un 3% lo hace de manera ambiciosa.

Además, las empresas siguen informando de manera superficial tanto del procedimiento aplicado como de sus resultados. En ese sentido, el trabajo reclama una estandarización de los reportes empresariales de gestión de residuos en línea con la información requerida por las autoridades competentes.

Otros datos relevantes del informe son una disminución sustancial del  porcentaje de empresas que definen programas de reducción de la huella de carbono (del 79% al 67%), si bien también se señala que la calidad del reporte sí ha mejorado.

En el apartado social, el número de empresas que reporta datos desarrollando políticas de sobre igualdad de oportunidades y diversidad en la plantilla ha aumentado ligeramente (90% frente a 89%).

Por sectores, energía y tecnología están a la cabeza a la hora de construir un discurso y plan de acción apoyado en los ODS, seguidos de servicios financieros, industria, construcción y bienes de consumo. En el extremo opuesto, los servicios inmobiliarios siguen mostrando cierto retraso a la hora de incorporar parámetros sostenibles a sus reportes no financieros.

El informe también entra a analizar cuáles de los 17 Objetivos de desarrollo sostenible son los más asiduamente mencionados por las compañías en sus memorias no financieras. En 2021, ese listado ha estado encabezado por el ODS 8 (Trabajo decente y crecimiento económico), mencionado por el 70% de las compañías, y el 13 (Acción por el clima), por el 66%. Les siguen el ODS 9 (Industria, innovación e infraestructura), el ODS 12 (Producción y consumo responsables) y el ODS 17 (Alianzas para lograr los objetivos), mencionados por 6 de cada 10 empresas. En el otro extremo, los objetivos 2 (Hambre cero) y 14 (Vida submarina) son mencionados por menos del 20% de las empresas.

 

 

 

Fuente: diarioresponsable.com

Otras noticias que pueden interesarte