En los últimos años, la preocupación por el medio ambiente ha aumentado exponencialmente y, como resultado de ello, las empresas han desarrollado en paralelo ambiciosas políticas de gestión ambiental que permitan asegurar que sus actividades tienen el menor impacto posible en el entorno. Y no solo lo han hecho por una cuestión de sensibilidad social o reputación, sino también impulsadas en gran medida por la legislación –tanto a nivel nacional como internacional– y los propios resultados empresariales. Este crecimiento de la preocupación por las cuestiones climáticas ha provocado el surgimiento de nuevas especialidades profesionales y perfiles que se abren paso en los organigramas empresariales: una de ellas es la de gestor ambiental.
Fue a mediados del siglo XX cuando se acuñó el concepto de Responsabilidad Civil Corporativa. Su razón de ser era crear una herramienta que contribuyera a aminorar los efectos negativos de empresas y grandes corporaciones sobre los derechos sociales, laborales y medioambientales. Se trataba de lograr que la toma de decisiones empresariales se realizara tomando en consideración la influencia e impacto que las mismas podrían tener en su entorno, clientes, trabajadores, accionistas y sociedad en general. Desde entonces, la RCC se ha sofisticado enormemente hasta convertirse en un elemento troncal dentro de las estrategias empresariales, aunque es en los temas medioambientales donde probablemente el cambio haya sido notable.
¿Qué es un gestor ambiental y qué hace?
Un gestor ambiental es un profesional que dentro de una empresa es el responsable de diseñar e impulsar un Sistema de Gestión Ambiental (SGA) en la organización. Su función consiste en lograr un equilibrio entre el desarrollo económico de las organizaciones, el uso racional de los recursos y la protección del medio ambiente. Tras un diagnóstico inicial, el gestor ambiental se encarga de comprobar que los distintos procesos de la empresa cumplen con la normativa, reglamentos y legislación vigentes en materia ambiental, así como de evaluar los impactos ambientales que dichos procesos originan. A partir de ese diagnóstico, su trabajo consiste en la planificación de proyectos y programas que se ajusten a los objetivos ambientales fijados, además de asegurarse de su ejecución y control.
El gestor ambiental también impulsa propuestas locales y globales que aporten al desarrollo y optimización de recursos ambientales, generando tendencias de disminución y optimización de recursos ambientales para establecer un equilibrio entre el medio ambiente y las personas.
¿Qué tipo de empresas necesitan un gestor ambiental?
No solo las organizaciones del sector industrial han de gestionarse bajo parámetros de sostenibilidad. Son muchas las instituciones, oenegés y empresas públicas que han adoptado un sistema de gestión ambiental (SGA). Estos se rigen bajo normas y estándares internacionales, como la ISO 14001 o el Reglamento EMAS (“Eco-Management and Audit Scheme”).
Como resultado, cada vez son más numerosas las empresas comprometidas con el medio ambiente que apuestan por incluir en su organización un SGA. El objetivo principal de un SGA es proporcionar un marco para que las empresas puedan cumplir con las expectativas cada vez más altas de los clientes en cuanto al cumplimiento de la reglamentación y de la responsabilidad corporativa.
La implantación de un SGA y la actuación de un gestor ambiental es un factor muy destacado a la hora de plantear estrategias de prevención y reducción de recursos y emisiones, y lo es también para aquellas empresas exportadoras que pueden encontrarse con restricciones ambientales en los países de destino en lo relativo a la calidad de los productos, embalajes y residuos e incluso en los procesos productivos en origen.
Beneficios de contar con un gestor ambiental
Aunque la implantación de un SGA es de carácter voluntario para las empresas, la experiencia demuestra que los beneficios que contar con uno y con un gestor ambiental que lo dirija son numerosos. Entre ellos, destacan:
- Mejora de la eficiencia y la eficacia del trabajo.
- Ahorro de costes con la reducción de emisiones de CO2, minimización de residuos o reutilización de los mismos.
- Reducción de multas por incumplimientos normativos.
- Aumento de la confianza de los clientes.
- Mejora de las relaciones con otras partes interesadas de la organización: empleados, proveedores y subcontratistas, Administración y sociedad.
- Mejora de la reputación e imagen de la organización.
- Reducción de accidentes.
- Mayores y mejores oportunidades en el mercado: el compromiso con el medio ambiente mejora la imagen corporativa ante la sociedad y los consumidores y sitúa a la empresa en un puesto ventajoso frente a competidores en el mercado.
Dónde encontrar a un gestor ambiental
La progresiva adaptación de las empresas de sistemas de gestión ambiental permite que la figura del gestor ambiental esté adquiriendo carta de naturaleza en los organigramas empresariales, proporcionando nuevas perspectivas de empleo.
Las empresas que optan por incorporar a uno de estos profesionales a sus plantillas tienen distintos lugares a los que acudir en busca de estos profesionales y atraer talento emergente. Existen numerosos cursos y posgrados de técnico en gestión ambiental, evaluación de impacto ambiental, calidad del agua, gestión medioambiental, estructuras y dinámicas del medio ambiente, monitor de medio ambiente y gestión ambiental, técnico y auditor interno de medio ambiente. Todos ellos acreditan para trabajar en este campo.
Tener una titulación universitaria o equivalente, idealmente alguna ingeniería relacionada con el medio ambiente como agrónomos o industriales, especialidades en geología, biología o química o cualquier otra licenciatura en ciencias con una posterior especialización son un plus para la idoneidad del perfil.