Normativa de etiquetado alimentos 2022

El etiquetado de un producto alimenticio es su carta de presentación y garantía de calidad. La información que contiene su etiqueta, no confundir con las ecoetiquetas,  es de suma importancia y tiene la finalidad de proteger la salud pública. ¿Cómo lo hace? Asegurando que los consumidores tomen decisiones con conocimiento de causa: sabiendo lo que compran. Y esto implica consideraciones sanitarias, medioambientales, económicas, sociales y éticas por lo que el papel de las empresas es fundamental, de aquí la importancia de conocer la Normativa de etiquetado alimentos actual. 

 

Para reglamentar y regular en el envase las características nutricionales se desarrolló el Reglamento (UE) N.º 1169/2011 -aprobado en el año 2011 por el Parlamento Europeo y el Consejo. ¿Qué dice esta normativa? ¿Cuáles son esas medidas?

 

 

Legibilidad e información obligatoria que recoge la normativa de etiquetado de alimentos

 

La primera de ellas hace referencia al etiquetado. Cumpliendo con el reglamento, el etiquetado no debe en ningún caso confundir, ni inducir a error al consumidor. Además, hay algunos elementos que, por obligación, deben estar siempre destacados en el envase, independientemente de su tamaño: el nombre del alimento, la cantidad neta, las posibles sustancias alergénicas, la lista de ingredientes en orden decreciente de peso, el país de origen o procedencia y la fecha de duración mínima. Es obligatorio que en la etiqueta aparezca, como mínimo, valor energético (expresado en Kilojulios -kJ- y Kilocalorías -kcal-) el valor de grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, fibra, proteínas y sal. Expresados por cada 100 g o 100 ml de alimento, con el objetivo de poder comparar la composición de los diferentes productos/lote.

 

En relación con los alérgenos, según el Reglamento (UE) N.º 1169/2011, estos deben quedar remarcados en la lista de ingredientes de forma visualmente diferenciada del resto del texto, ya sea mediante el color, el tamaño o el estilo de la fuente. Esta es una medida que además de proteger la salud de los consumidores, también les ayuda a seleccionar mejor los productos, evitando así el desecho de alimentos, productos y envases.

 

El objetivo es poder facilitar al consumidor el análisis y la comparación entre distintos productos.

 

Indicación del país de origen o procedencia en las etiquetas

 

Otra de las medidas que recoge la Normativa de etiquetado alimentos hace referencia al país de origen o procedencia. Antes de la publicación del Reglamento (UE) N.º 1169/2011, la indicación del país de origen no tenía obligatoriedad, a menos que se tratara de carne de vacuno, frutas, verduras, miel, aceite de oliva y casos en los que no hacerlo significara un engaño hacia los consumidores. En el 2011, la nueva normativa amplía estas especificaciones, y especifica que la carne fresca de cerdo, ovino, caprino y aves de corral también deben contener -con carácter de obligatoriedad- la información del lugar de procedencia del alimento y del ingrediente primario, en caso de no ser éste del mismo país de procedencia del alimento.

 

Pero no fue hasta el 2018 cuando esta última acotación, referida a la información sobre el origen del ingrediente primario de un alimento, quedó establecida. Lo hizo en el Reglamento de Ejecución 2018/775 y entró en vigor hace dos años, el 1 de abril de 2020.

 

 

Otros sistemas de etiquetado

 

Ya conocemos la información que -siguiendo  la Normativa de etiquetado alimentos-, se debe poner -como empresa- en las etiquetas de los productos. Ahora bien, el envase puede proporcionar una información adicional que simplifique la información obligatoria que se debe proporcionar al consumidor en relación con la idoneidad del producto y la nutrición.

 

Esta información puede indicarse por medio de símbolos o pictogramas, siempre que sean claros e inteligibles para el consumidor. De esta manera se complementa la información nutricional y el listado de ingredientes de los alimentos, de una manera más gráfica y visual. Suele hacerse en el frente del envase de los productos, con el objetivo de mejorar la toma de decisiones en relación con el consumo de alimentos.

 

De hecho, uno de los pictogramas que solemos encontrar en los envases de los productos, es la GDA. Corresponde a las siglas Guideline Daily Amount, equivalente a Cantidades Diarias Orientativas. Este tipo de etiquetas, tienen la finalidad de indicar el porcentaje recomendado de consumo diario de energía o de nutrientes en una porción o en un producto alimenticio promovido, de manera voluntaria, por la industria alimentaria y adoptado por la UE en 2011.

 

Por ejemplo, en el Reino Unido, la GDA fue adaptada siguiendo los colores del semáforo. Tomaron el color verde como saludable, el rojo como producto que desde el punto de vista de la nutrición convendría limitar su consumo y el amarillo se situaba a medio camino entre ambos.

 

En otros países como Suecia, Islandia, Noruega y Dinamarca lo indican a través de símbolos de cerraduras, siendo las de color verde las que corresponden con la elección más saludable.

 

Por el contrario, en Italia se hace uso de símbolos de baterías para indicar el porcentaje de cada ingrediente nutricional que se ha de tener en cuenta en el momento de selección. Cuanto más cargada está la batería, mayor será el porcentaje de ese indicador.

 

Australia y Nueva Zelanda han optado por un sistema de estrellas que va del 1 al 5, siendo este último el más saludable.

 

Y existe una última variante, que es la que se utiliza en Francia, Bélgica, Alemania, y que España ha manifestado en 2018 su intención de adoptar. Se trata del sistema NutriScore, que consiste en clasificar – por cada 100 gramos- los alimentos y bebidas de acuerdo con cinco categorías de calidad nutricional. Con la letra A – y en color verde- los nutrientes y alimentos cuyo consumo se quiere promover: fibras, proteínas, frutas y verduras. En rojo y con la letra E, los ingredientes cuyo consumo se quiere limitar, como los ácidos grasos saturados, las energías, azúcares y sal.

 

Como hemos podido observar a lo largo del post, la información alimentaria juega un papel muy significativo para garantizar la libre y responsable elección del consumidor. Por eso, las empresas juegan un papel fundamental y es su responsabilidad mostrar al usuario qué es lo que va a consumir.

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