Comienza, oficialmente, el viaje hacia un sistema económico descarbonizado que consiga frenar la emergencia climática con esta Ley que busca reducir un 23% las emisiones en 2030 –un objetivo que se revisará al alza periódicamente– y establece medidas muy concretas en relación a la eficiencia energética, otra de las vértebras esenciales del documento: en la próxima década, España alcanzará el 74% de generación eléctrica a partir de energías renovables y doblará la penetración de energías verdes en el consumo final.
En cuanto a la movilidad, responsable del 30% de las emisiones de CO2 a la atmósfera, el Gobierno busca lograr en 2050 «un parque de turismos sin emisiones directas» prohibiendo, a partir de 2040, la venta de vehículos, no destinados a usos comerciales, que emitan CO2.
La Ley, que pasa por abandonar casi por completo la dependencia de los combustibles fósiles, incluye un cambio nuevo especialmente significativo: amortiguar el impacto ecológico de la transición energética. En este sentido, Juan López de Uralde, presidente de la Comisión de Transición Ecológica, indicó que este viaje «no puede hacerse a costa de la riqueza ecológica y la biodiversidad».
Fuente: El País