Así está la carrera hacia un packaging sostenible

El planeta se encuentra en una situación tan delicada que necesita de toda la ayuda que pueda recibir. En este escenario de urgencia, gobiernos, instituciones y ciudadanos de todo el mundo se han puesto manos a la obra para tratar de evitar que la temperatura media del planeta ascienda por encima de 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales. Y en ese esfuerzo colectivo, el tejido empresarial, consciente de ser uno de los agentes más responsables de las emisiones de efecto invernadero, está trabajando en múltiples terrenos para minimizar el tamaño de su huella ambiental. Uno de ellos es el packaging sostenible, o envase sostenible, cuyo objetivo es la reducción de plásticos.

 

Es uno de los ámbitos que más avances está logrando debido a que la búsqueda de soluciones que consigan un packaging más sostenible se ha convertido en una prioridad para las grandes industrias, además de ser una de las principales herramientas con las que puede contribuir a la mejora del medioambiente y a reducir la cantidad de envases no reciclables.

 

¿Qué es el packaging sostenible?

Pero ¿qué es exactamente un packaging sostenible? En primer lugar, hay que tener en cuenta que no existe un packaging sostenible per se. Lo que sí existe es una serie de innovaciones técnicas que se han ido introduciendo paulatinamente en los procesos de diseño y fabricación de los envases con el objetivo de que sean cada vez menos perjudiciales para el planeta y reduzcan la huella ecológica.

 

Estas mejoras se encuadran en el ecodiseño, una categoría bajo la que se integran aspectos vinculados a los envases como los materiales, los procesos de fabricación, las tecnologías y los sistemas de gestión. El objetivo último del ecodiseño es reducir el impacto ambiental de los envases a lo largo de todo su ciclo de vida, es decir, desde su misma concepción hasta su producción, utilización, distribución, conservación, retirada y reciclaje.

Alimentación, a la cabeza del packaging sostenible

 

Uno de los sectores empresariales en los que la preocupación por el packaging sostenible adquiere un peso cada vez más importante es el de la alimentación. Desde hace unos años, la industria alimentaria está imprimiendo un giro radical al envasado de sus productos como un elemento que no solo proteja y potencie el valor nutricional de los alimentos, sino que lo haga de una forma inocua para el entorno. Entre las distintas líneas de trabajo que fabricantes y envasadores manejan para reducir esa huella figuran:

 

  1. Reducción de peso. Es una de las principales bazas del ecodiseño para reducir el impacto del packaging en el medioambiente así como la cantidad de material utilizado para su fabricación. Cuanto más ligeros son los envases, menor cantidad de materia prima se precisa para su fabricación y, además, más eficiente resulta su transporte.
  2.  Reducción de volumen sin alterar la cantidad de producto. Al igual que sucede con el peso, esta es otra de las innovaciones que permite mejorar las prestaciones medioambientales de los envases desde el ecodiseño. De nuevo, sus aportaciones a la reducción del impacto ambiental llegan de manera indirecta, por medio de incrementos en la eficiencia de aspectos logísticos como el transporte o el almacenaje de los productos.
  3.  Material reciclado. La economía circular ha traído una nueva concepción de los sistemas de consumo basados en el modelo extraer, fabricar, consumir y tirar por ser ineficientes e implicar un elevado nivel de consumo de materias primas.

 

Así, la paulatina introducción de materiales biodegradables y reciclados en los procesos de fabricación, por ejemplo, de PET reciclado, permite detener esa espiral, al sustituir el material virgen por otro material de características similares que ya ha sido utilizado en otros productos. Coca-Cola, por ejemplo, estima que una botella producida con un 100% de PET reciclado minimizaría su huella de carbono en un 70% en relación a una botella de PET virgen. Se trata de una de las tendencias en auge del packaging sostenible en la actualidad; una fórmula que viene, además, auspiciada por la nueva legislación en materia de envases.

 

Reutilización. Paradójicamente, una de las últimas incorporaciones al mundo del packaging sostenible es casi tan antigua como el propio mundo: la reutilización. Como antaño, en algunos lugares del mundo ir a aprovisionarse de agua al pozo comunitario sigue siendo una operación que cada cual hace con su propio envase contenedor. En la actualidad, distintas marcas como Starbucks o McDonalds ya están ensayando modelos para recuperar esta práctica milenaria y adaptarla los sistemas de consumo actuales por medio de envases comerciales rellenables que pueden ser reutilizados por el usuario en sucesivas ocasiones para albergar más producto.

 

Reciclaje. La última milla del packaging sostenible se alcanza en el momento de la recogida del envase. Sistemas Integrados de Gestión (SIG) como el de Ecoembes, mediante el cual se realiza una recogida selectiva y recuperación de residuos de envases y embalajes ligeros domésticos de cara a su posterior tratamiento, reciclaje y valorización, aportan un enfoque circular a las soluciones de packaging sostenible al transformar los residuos en nuevos productos y devolver esos envases a la cadena productiva.

 

¿Qué sería entonces un packaging con diseño sostenible?

Un packaging con diseño sostenible es aquel que tiene en cuenta principios de ecodiseño durante su conceptualización y fabricación.

Serán elementos diseñados para una logística eficiente desde el punto de vista medioambiental. También para generar el menor impacto posible en el medioambiente, tras su utilización por parte de los consumidores.

Según la Guía de ecodiseño de envases y embalajes, publicada por Ecoembes e Ihobe (Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco), un packaging con diseño sostenible contará con las siguientes características:

  • Debe ser fácil de manipular y utilizar.
  • Proporcionará seguridad y protección. Es decir, será capaz de garantizar la conservación de las propiedades originales del producto.
  • Incluirá información relevante para el consumidor desde el punto de vista medioambiental. Como, por ejemplo, instrucciones para un uso adecuado, consejos para facilitar su reciclaje o sus propiedades, entre otros.
  • Los materiales de los que se compone serán sostenibles. Cuestión que puede asegurarse mediante certificados que corroboran el origen de un material o el cumplimiento de ciertos requerimientos medioambientales.
    • Certificaciones de origen de material: FSC, PEFC o SFI.
    • Certificaciones ISO para obtener la declaración ambiental del producto (ISO 14023), la huella de carbono del producto (ISO 14067) o la huella hídrica (ISO 14046).
  • Tendrá en cuenta estrategias para facilitar y optimizar el reciclaje. Como por ejemplo evitar diferentes materias primas en un mismo envase. Y, en el caso de que sea necesario, que sean compatibles o fácilmente separables.

Un packaging con diseño sostenible también tendrá en cuenta las dimensiones del envase, para que se adecúe a los procesos de reciclado. Tenderá a tonalidades claras, pues también facilitan el reciclaje. Y, en el caso de utilizar etiquetas o pegatinas, estas no cubrirán más de ⅔ del packaging.

Cabe recordar que, además de todas las características anteriores, debe ser viable para la industria en la que se utilizará, y financieramente sostenible. También debe resultar atractivo y deseable para los consumidores.

Pilares que impulsan el packaging sostenible

 

Las anteriores medidas son algunas de las que las compañías están practicando en sus procesos de producción con el objetivo de hacer sus envases cada vez más amigables con el medioambiente. Sin embargo, el packaging sostenible va mucho más allá de una serie de iniciativas aisladas o tomadas a título individual por una serie de marcas de renombre. Y es que, a medida que la conciencia ambiental ha ido creciendo en todos los estamentos de la sociedad, aspectos concretos de la lucha contra el cambio climático como es el consumo consciente ha ido calando en los distintos agentes implicados.

 

En este sentido, la implicación de la ciudadanía en la construcción de un modelo más sostenible en relación a los envases es un camino de doble dirección. Y es que los usuarios no solo pueden contribuir con su participación activa en los sistemas de recogida selectiva de envases para su posterior reciclaje, por ejemplo, mediante sus depósitos de residuos en los contenedores amarillo y azul. También tienen la capacidad de presionar, en su condición de consumidores conscientes y comprometidos, con sus decisiones de compra a la industria para que adopte prácticas sostenibles en este sentido.

 

De hecho, cada vez son más los que deciden adquirir aquellas marcas que cumplan con unos determinados estándares medioambientales y desechar los productos de aquellas otras que los ignoran. Así se desprende, por ejemplo, de un estudio realizado por PwC, según el cual el 62% de los consumidores compra de forma consciente e intencionada productos con envases sostenibles.

 

El otro gran pilar lo encontramos en la legislación. Tanto las directivas europeas como las normas de alcance nacional –como es el caso de la Nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados o el proyecto del Real Decreto de Envases, aún por aprobar– establecen un marco jurídico que potencia la sostenibilidad de los envases a través de distintas medidas como la incorporación de determinados porcentajes de material reciclado en su fabricación, normas fiscales o cambios en la responsabilidad ampliada del productor.

Invertir en packaging sostenible

 

El proceso de conseguir unos envases que sean cada vez menos lesivos para el medioambiente avanza imparable, aunque para muchos la verdadera pregunta no es tanto si será posible alcanzar un packaging 100% sostenible, sino cuándo y cuánto costará.

 

Y es que el camino de los ecoenvases no es sencillo, ni mucho menos barato. Las inversiones que las empresas están realizando en innovación y tecnología orientada a esta materia son muy altas y, además, requieren años de desarrollo, con lo que los resultados no pueden observarse hasta el medio o largo plazo. Los analistas, sin embargo, insisten en que estos esfuerzos serán muy beneficiosos para las empresas que opten por tomar este camino.

 

Por un lado, las distintas ayudas europeas, como las procedentes de los fondos europeos NextGeneration EU para pymes y grandes empresas, que reman en la dirección de los proyectos de orientación sostenible, pueden desembocar con un importante inversión económica en sostenibilidad sobre el sector de los envases. Tenemos un buen ejemplo: la industria de papel y cartón española ya ha anunciado que opta a 1.400 millones de estos fondos con proyectos que incluyen objetivos como la reducción de la huella ambiental, la economía circular o la descarbonización.

 

Por otro lado, la elevada preocupación por la salud del planeta en la agenda mundial está llevando a las compañías a apostar por medidas en sus propias cadenas productivas que les permitan actuar con coherencia y transparencia, lo que no solo reforzará su marca, sino que incrementará el valor de sus acciones: ante un escenario donde el consumo está virando hacia lo que menos impacto provoque sobre el planeta, ya se está hablando del packaging sostenible como del próximo sector refugio para los inversores verdes.

 

El packaging sostenible: ¿es viable para los negocios? Costes

La inversión necesaria para diseñar y fabricar packaging sostenible varía en función del tipo de envase o embalaje. A continuación, se recopilan algunos de los gastos más habituales durante el proceso de fabricación de este tipo de elementos, recogidos en la guía ‘Los costes y el retorno de la inversión en los proyectos de Packaging’ publicada por Ecoembes.

  • Gastos de diseño para fabricar materiales
  • Gastos para aplicar nuevos métodos o mejoras durante las fases de diseño o fabricación.
  • Costes de diseño y pruebas previas a la producción comercial.
  • Diseño de herramientas, plantillas o troqueles.
  • Gastos de personal que vaya a desarrollar estas actividades.
  • Coste de las materias primas.
  • Amortizaciones de inmovilizado.
  • Costes indirectos.

En cualquier caso, se trata de una inversión con retorno. Porque los cambios e inversión en packaging sostenible generan beneficios para las empresas si se realizan de forma adecuada:

  • Mejorar la reputación.
  • Mayor competitividad.
  • Reduce el impacto ambiental.
  • Empleados comprometidos.
  • Retención del talento.
  • Satisfacción de los clientes.
  • Mejora de la productividad.
  • Reducción de costes.

 

 

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