Con el fin de conseguir empresas y mercados más sostenibles, industrias como la textil o alimentaria están haciendo uso de pigmentos vegetales o fotosintéticos en su producción.
Técnicamente son las sustancias que dan color a los organismos biológicos, animales y vegetales; siendo los únicos con capacidad de absorber la energía de la luz solar y transformarla en energía química mediante la fotosíntesis. En concreto, en las plantas terrestres hay dos clases de pigmentos fotosintéticos: las clorofilas y los carotenoides; y en verduras y frutas están los polifenoles.
Pigmentos vegetales en la industria alimentaria
En la elaboración de alimentos se emplean una amplia variedad de colorantes naturales que provienen de grupos vitamínicos y materias como la clorofila, los carotenos o el carbón vegetal entre otros.
Los principales pigmentos naturales para los alimentos pertenecen a tres grupos:
- Carotenoides: son colorantes naturales liposolubles amarillo-naranja presentes en alimentos tanto de origen vegetal como animal.
- Polifenoles: son colorantes vegetales responsables de las tonalidades rojizas que se encuentran en frutas y verduras.
- Derivados tetrapirrólicos: si son de origen vegetal son las clorofilas y son de color pardo; si son de origen animal se llaman hemo y son rojo-rosado.
Esto contribuye a que la etiqueta de un producto alimentario sea lo más corta posible, sin aditivos superfluos. Existe un nombre que lo define: es el movimiento Clean Label o Etiqueta Blanca, en el que la industria tiene el reto de reemplazar ingredientes, como colorantes artificiales, por otros naturales, sin repercutir en el sabor del producto.
La llegada de los tintes naturales a la producción textil
El sector de la moda es una de las industrias que más desechos produce en el mundo, en concreto, 92 millones de toneladas y consume 1,5 billones de toneladas de agua al año para la fabricación de nuevas prendas, según datos de 2020 ofrecidos por la revista Nature. Estas cifras muestran una realidad que el sector está trabajando para modificar propiciando un cambio en su producción y crear ‘moda sostenible’. Dentro de todo lo que abarca este concepto, que no deja de ser una carrera de fondo, hay que destacar el uso de las pinturas naturales.
Algunas de las ventajas principales de las prendas con sustancias naturales es que son únicas, ya que es complicado hacer dos con la misma intensidad o matiz; no tienen componentes que pueden ser perjudiciales para la salud; se utilizan desechos orgánicos para elaborarla y se reduce el riesgo de contaminación del proceso industrial de crear tonos artificiales.
En definitiva, la tendencia de la industria de consumo es optimizar su producción y ser más respetuosos con el entorno en el uso que hacen de materias primas. Esto se traduce en un objetivo: reducir la utilización de recursos para combatir la contaminación y cuidar el medioambiente, manteniendo una producción acorde con las necesidades de los ciudadanos.