Un sistema económico sostenible y circular para una nueva era

Que el sistema tradicional de producción lineal basado en la secuencia extraer-fabricar-consumir-tirar no es sostenible en el tiempo es una afirmación incontestable. No obstante, si tenemos en cuenta que, en los últimos siglos, el ser humano ha explotado exponencialmente los recursos naturales sin esperar a que se repongan o recuperen, parece que esta toma de conciencia es relativamente reciente. Y quienes saben y exigen una transformación del modelo económico actual apuntan hacia una sola dirección: hacia un sistema económico sostenible y circular.

 

Un sistema económico circular y sostenible es aquel que rompe con los modelos de producción lineal imperantes en las economías desarrolladas desde la primera Revolución Industrial y los reemplaza por sistemas basados en la economía circular. ¿Qué diferencias hay entre ambos? Mientras que en los primeros el proceso comienza con la extracción de la materia prima de la naturaleza y termina con la generación de un residuo al final de la vida útil del producto, en el segundo, ese ‘final’ es en realidad un nuevo comienzo en el que el residuo es recuperado, reciclado y reintroducido en el sistema de producción para su reutilización. En otras palabras, en los sistemas lineales los productos están abocados a acabar en el vertedero o en plantas de incineración. Por el contrario, en un sistema económico circular, estos tienen la opción de reencarnarse y disfrutar de una segunda oportunidad en forma de nuevos productos que sirvan para satisfacer las necesidades del consumidor final.

 

Orígenes del sistema económico sostenible y circular

 La reutilización o la economía de aprovechamiento es tan antigua como el propio ser humano. Las investigaciones ya apuntan hacia modelos cercanos a la economía circular en la antigua Roma. Las excavaciones en las ruinas de Pompeya, por ejemplo, sugieren que sus ciudadanos disfrutaban ya de un sistema de reciclaje de materiales por medio del cual los residuos se recogían, clasificaban y revendían para ser reutilizados.

 

A pesar de estos lejanos orígenes, no fue hasta finales de los años ochenta del siglo pasado cuando se utilizó por primera vez el término “economía circular”. Fue acuñado por los británicos David W. Pearce y R. Kerry Turner en su obra Economics of Natural Resources and the Environment. Con este concepto, estos economistas ambientalistas trataban de describir un sistema económico en el que se primara el reaprovechamiento de los recursos disponibles en uno o más procesos circulares para reducir el impacto ambiental.

En el año 2012, la Fundación Ellen MacArthur publicó un informe en colaboración con McKinsey & Company titulado Hacia la Economía Circular: Racionalidad económica y de negocios para una transición acelerada. El trabajo desvelaba la oportunidad económica y empresarial que para el mundo podría suponer la instauración de un modelo circular restaurativo. Desde entonces, numerosas instituciones internacionales como Naciones Unidas o la Unión Europa han hecho suyo el concepto, incorporándolo como elemento troncal de sus políticas y marco regulatorio. Un ejemplo de ello es el Plan de Acción de Economía Circular de la Comisión Europea, creado en el año 2015 y convertido en la actualidad en una de las principales propuestas europeas en el marco del Pacto Verde Europeo.

 

sistema económico sostenible

 

Ciclos técnicos y biológicos en el sistema económico circular

En realidad, un sistema económico sostenible y circular no está inventando nada nuevo: se limita a replicar los flujos naturales biológicos, mediante los cuales los organismos muertos sirven para nutrir la tierra y favorecer el surgimiento de nueva vida. De hecho, algunas de las manifestaciones de la economía circular siguen procesos similares, por ejemplo, aquellos en los que residuos orgánicos, como alimentos, algodón o madera, son sometidos a procesos de compostaje y devueltos al sistema productivo en forma de recursos renovables.

En los últimos años, la filosofía circular se ha reivindicado y puesto en valor como consecuencia, entre otros factores, del cuestionamiento del sistema tradicional, cuyo punto culminante fue la crisis económica y social de 2008 tras la caída de Lehman Brothers, y de la crisis medioambiental provocada por el calentamiento global. Y es que un sistema económico circular aporta soluciones a ambos problemas.

 

Características de un sistema económico circular

Un sistema económico circular se apoya en la lógica de las siete erres para alcanzar su máximo potencial.

 

  1. En primer lugar, está la ‘R’ de Reducir. Reducir la extracción de materias primas primarias a través de la reutilización de residuos y a la reducción de esos residuos desechables gracias a una concepción más sostenible de la producción de bienes.
  2.  La segunda de esas ‘Rs’ virtuosas es Reutilizar. A través de ella, productos o componentes de esos productos que han terminado su vida útil son ‘realistados’ a la causa para prestar un nuevo servicio a sus propietarios. Envases de plástico que se convierten en sillas de jardín o embalajes que son reacondicionados para albergar otros productos distintos a los que contenían en origen son algunos ejemplos de esta vía.
  3.  La tercera ‘R’, es Reciclar, que incluye aquellos procesos destinados a que el residuo generado por un producto que ha finalizado su vida útil sea utilizado total o parcialmente como materia prima para producir nuevos bienes.
  4.  Muy ligada a la ‘R’ de Reciclar, está la de Recuperar. Se trata de recoger materiales que ya han sido usados (e incluso desechados) para rescatarlos reintroducirlos en el sistema productivo.
  5.  Una quinta ‘R’ en este grupo de virtudes circulares es Reparar. Una práctica que la obsolescencia programada y la cultura del consumo masivo de los últimos años ha estado cerca de expulsar de los hábitos de consumo. Ahora se vuelve a apostar por alargar la vida útil de los productos y dotarlos de servicios de mantenimiento y reparación de averías que generen mayor valor a la propia experiencia de compra. La reparación ha entrado, además, de lleno en las últimas revisiones legislativas de carácter medioambiental. Normas como la ley aprobada en 2020 por el Parlamento Europeo que reconoce “el derecho a reparar” de los ciudadanos europeos con el objetivo de aumentar la vida útil de sus dispositivos electrónicos.
  6. En sexto lugar, aparece Renovar. Con esta ‘R’, lo que se busca es una ‘puesta a punto’ de objetos que ya hace tiempo que dejaron de ser nuevos, pero que con una adecuada operación de lavado de cara vuelven a lucir como tales y a cumplir con la función para la que fueron creados. Se trata de dar a estos objetos una segunda juventud y una nueva vida muy parecida a la anterior.
  7. Finalmente, Rediseñar. Pero no un rediseño sin más, sino un rediseño que permite volver a concebir ese mismo producto o su equivalente sin perder ni un ápice de sus propiedades ni capacidades funcionales, pero, al mismo tiempo, teniendo en cuenta las necesidades del medioambiente. Es lo que ha venido a denominarse Ecodiseño, uno de los grandes exponentes de la economía circular y una de las principales estrategias con las que cuentan las empresas para alinear sus objetivos de negocio con la sostenibilidad.

 

 

El sistema económico circular en España

En España, las directrices gubernamentales también apuntan hacia caminos circulares. La Estrategia Española de Economía Circular “España 2030” (EEEC) y de acuerdo con los objetivos de desarrollo sostenible, aprobada en Consejo de Ministros en de junio de 2020, marca el camino hacia un modelo de producción y consumo que alargue en el tiempo el valor de productos, materiales y recursos, reduzca la generación de residuos, aprovechando al máximo las materias y primando la reutilización de aquellos que resulten inevitables.

 

Además, la Estrategia marca una serie de objetivos concretos de cara al año 2030. Entre ellos, potenciar el consumo responsable, reducir en un 30% el consumo nacional de materiales en relación con el PIB respecto a los niveles de 2010; aminorar la generación de residuos un 15% respecto ese mismo año, así como la de residuos de alimentos en toda cadena alimentaria en un 50% per cápita para los hogares y en un 20% en el consumo minorista y las cadenas de producción desde 2020.

 

Impulso empresarial del sistema económico circular

 

En el ámbito privado, una de las entidades que más activamente se ha implicado en la adopción de un sistema de sostenibilidad económico para nuestro país es la plataforma Economía Circular en Acción. Esta unión empresarial, de la que forman parte Cosentino, Ecoembes, Faconauto, Ferrovial Servicios, IKEA, Mercadona, Oficemen, Sedigas, GM Technology y Endesa, persigue impulsar la economía circular a través de la visibilización de proyectos circulares que aporten inversión a la economía y generen oportunidades para el empleo.

 

La plataforma aspira a convertirse en actor fundamental en la difusión de una cultura comprometida con la sostenibilidad en España desde la economía circular. Entre sus propuestas destacan el fomento de la colaboración público-privada para avanzar hacia un nuevo modelo de producción y consumo; la mejora de la eficiencia de procesos, productos y servicios de manera que se minimicen emisiones y se fomente el uso de fuentes renovables, el uso de fuentes de energía sostenibles; la minimización y adecuada gestión de los residuos para reducir el impacto medioambiental; el fomento de la reutilización y la reparabilidad para prolongar la vida útil de los productos; el impulso de la I+D+i o el establecimiento de alianzas transversales que permitan compartir, interactuar y alinear conocimientos y proyectos de economía circular.

 

Ejemplos de sistema económico circular y colaboración público-privada

Tal y como defiende Economía Circular en Acción, la colaboración público-privada es uno de los mecanismos más efectivos para impulsar los sistemas económicos sostenibles y circulares. Estos son algunos ejemplos de cómo opera esa colaboración.

 

  • Manresa (Cataluña, España). Desde hace unos años, las autoridades y las empresas catalanas trabajan en sintonía para tratar de implantar en su territorio modelos de simbiosis industrial. Esta estrategia consiste en aprovechar las sinergias existentes entre las empresas para mejorar su eficiencia en el uso de materiales, energía, agua, bienes, know how o logística. De este modo, se reducen los costes y también se logra aminorar tanto la huella de carbono asociada a las actividades empresariales como su generación de residuos. La simbiosis industrial tiene una dimensión claramente circular en la medida en que también permite reintroducir materiales en los procesos productivos.

Una de las iniciativas pioneras en este sentido fue el proyecto “Manresa en Simbiosis”, promovido por la Agencia de Residuos de Cataluña y el Ayuntamiento de Manresa. Un total de 27 empresas del área de Manresa participaron en una prueba piloto que permitió la mejora de la gestión de 11.000 toneladas de residuos entre los años 2015 y 2017.

  •  Toronto (Canadá). En 2016, el órgano de gobierno de esta ciudad canadiense aprobó una estrategia a largo plazo para la gestión de residuos (Long Term Waste Management Strategy). Para ello, creó un grupo de trabajo multidisciplinar con el objetivo de aplicar principios de economía circular a los procesos de compras públicas de la ciudad. De esta forma, se trataba de aprovechar el poder adquisitivo de Toronto para impulsar la reducción de desperdicios, el crecimiento económico y la prosperidad social de la ciudad.
  •  San Francisco (USA). El 80% de las alfombras y moquetas que se usan en Estados Unidos acaban en vertederos. En el año 2018 el gobierno municipal de San Francisco realizó una investigación para conocer mejor el ciclo de vida y el impacto ambiental de los materiales de estos productos textiles. El objetivo era aprovechar ese conocimiento para reducir estos residuos y mejorar su gestión. A la luz de los resultados de la investigación, la ciudad resolvió adoptar una nueva norma que exigía que todas las alfombras instaladas en edificios municipales contaran con una certificación Cradle to Cradle Silver y cumplieran con una serie de requisitos en cuanto a los compuestos químicos que contenían.
  •  Londres (Reino Unido). Ayudar a las pequeñas y medianas empresas a aprovechar mejor las oportunidades económicas de la encomia circular. Ese era el objetivo de Advance London, el programa creado por el London Waste and Recycling Board (LWARB) para apoyar a las PYMES locales. La inciativa ofrece apoyo personalizado a las actividades individuales de las empresas e incluye explorar nuevos mercados de economía circular, fuentes de ingresos y modelos de negocio.
  •  Bruselas (Bélgica). En 2016 el gobierno de Bruselas creó Be Circular, un programa de economía circular de alcance regional que trata de conciliar los objetivos económicos de la ciudad con los ambientales. El programa presta apoyo a la producción local, optimizando el uso de los recursos naturales e integrando y las necesidades de transporte de las empresas con las de reducción de emisiones.

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